viernes, enero 10, 2025
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Los profesores universitarios pasan de clases a cárcel (I)

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Los educadores permanecen en situaciones deplorables y u201cpisoteadosu201d por la bota militar. (Foto: Archivo)

Detenciones “selectivas” y “arbitrarias” por parte de “guardianes de la revolución” vulneran sus derechos. Las ideas se transformaron en “amenazas” mientras que la “bota militar” los pisotea en las prisiones. Rociados con gas pimienta, enfermos y bajo régimen de presentación, intentan salir de las “sombras”

Plantones, manifestaciones, protestas o “simplemente” opiniones, se convirtieron en “excusas” para realizar detenciones. Políticos, estudiantes, trabajadores y profesores no escapan de ello y la comunidad universitaria en medio de un contexto peligroso, alerta sobre las detenciones selectivas contra profesores universitarios.

Tras la efervescencia de las olas de protesta en todo el país y múltiples denuncias, organizaciones, centros de derechos humanos que hacen vida en la comunidad universitaria y sociedad civil, manifestaron su preocupación por la “grave” situación protagonizada “tristemente” por los organismos del Estado, que dieron vida en los últimos meses a una situación que “rememora el pasado”. 

El capítulo reciente de esta “lamentablemente” historia, inició el 21 de febrero este año tras la detención “arbitraria” de Santiago Guevara, profesor de la Universidad de Carabobo, quien lleva más de cinco meses privado de libertad. 

El catedrático que imparte lecciones de economía y es conocido por sus análisis y publicaciones sobre el tema y la política, es señalado por “traición a la patria”. Sin importar sus complicaciones de salud, pues padece de hipertensión arterial, colon irritable y espondilitis anquilosante, una enfermedad autoinmune crónica con dolores y endurecimiento paulatino de las articulaciones que puede afectar los ojos y órganos internos como pulmones, riñones y corazón.  

Permanece recluido en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) en Caracas. Pese a las “crisis” de salud que sufrió durante el lapso que lleva detenido, no existe un libro de novedades en el cual estén registradas y por lo tanto sus abogados no puedan acceder a este. Tras más de 150 días en los calabozos, en la actualidad, se desconoce su estado físico y emocional.

Injusticia en la capital 

Cuando el calendario marcaba 10 de mayo y se reportaba una manifestación en la parroquia San Bernardino de la capital venezolana, funcionarios de la Policía Nacional (PN), sujetaron, rociaron con gas pimienta directo al rostro y golpearon a Sergio Contreras, docente de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), mientras participaba en la actividad y lo trasladaron a la sede de la DGCIM. 

Presentado ante un tribunal militar e imputado por los delitos de traición a la patria, rebelión y sustracción de elementos de la Fuerza Armada, se le dictó una medida cautelar privativa de libertad, cuyo lugar de reclusión resultó ser la cárcel militar de Ramo Verde, en el estado Miranda. El 3 de julio, el tribunal militar otorgó una medida cautelar sustitutiva que obligaba a presentarse cada ocho días, prohibición de salida del Distrito Capital y dar declaraciones a medios de comunicación y a través de redes sociales.

La Policía Política le “puso la mano” al profesor Jorge Machado, de Universidad Central de Venezuela (UCV), el 19 de mayo cuando funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), lo detuvieron mientras se trasladaba por la avenida Boyacá de Caracas. Machado, quien impartía clases de filosofía, fue procesado por el Tribunal Militar 3.° de Control acusado del delito de traición a la patria y a casi tres meses de su detención y privativa de libertad, aún permanece recluido en el Helicoide, la sede del cuerpo de seguridad.

El “profe” fue señalado públicamente a través de los medios de comunicación por Tareck El Aissami, vicepresidente del poder Ejecutivo, como responsable de dirigir a los manifestantes en focos violentos y orientarlos para enfrentarse con los funcionarios de seguridad del Estado, aún cuando este dicta una cátedra libre en la casa de estudios sobre “la resistencia pacífica y la no violencia”.

Terror en Los Andes 

Las aulas servían de trinchera para Rafael Cuevas, profesor de la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes, quien cada día narraba los acontecimientos que marcaron el pasado y permitían entender tanto el presente como el futuro, pero el 26 de junio fue detenido por funcionarios de la Guardia Nacional (GN) en las inmediaciones del sector El Carrizal, estado Mérida, junto a varios estudiantes, mientras se desarrollaba un “plantón” convocado por el movimiento estudiantil en el país.

Fue golpeado durante su detención y llevado horas después, a la comandancia general de la Policía del estado Mérida. El 28 de junio, luego de varias dilaciones se realizó la audiencia de presentación ante un tribunal ordinario. La Fiscalía no imputó cargos y solicitó al juez la libertad plena, puesto que “no habían motivos para sostener el proceso penal”, sin embargo, el magistrado presumió la flagrancia sin especificar el delito y “vulneró las normas básicas de un sistema acusatorio”, para dictar medidas cautelares en su contra con dos fiadores de 180 Unidades Tributarias (UT) y un régimen de presentación mensual.

El discurso oficial de la “revolución”, con frecuencia hace énfasis en los problemas que “sufrieron” los catedráticos durante la “cuarta República” y destacan que a los miembros de la comunidad universitaria que salían a las calles para exigir reivindicaciones, iniciaban huelgas de hambre por lo que les correspondía o realizaban paros, se les retenía el sueldos, levantaban actas, suspendían pagos, los perseguían, detenían, torturaban, desaparecían o asesinaban, sin embargo, las acciones de los “guardianes de la revolución”, “rememoran la cuarta”. 

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