Juan
“¡Juan Carlitos quédate quieto!… ¡hijo, no inventes tanto!… ¡este crío es un saltimbanqui!” solía decirle de niño la abuela Carmen, en un español castizo tan intacto como si en los años 80’s no llevara ya más de 40 años en Venezuela.
Si hubiese vivido en tiempos de la conquista, sin duda su ascendencia ibérica, alma de soñador indómito y afición por los viajes, el ron, el tabaco y los amigos, habrían hecho de Juan Carlos Guerrero Fraile un excelente bucanero o explorador. Tal vez por esto estaba en su destino, que la travesía de su vida lo llevarían finalmente a descubrir, que el elusivo mito de El Dorado sí estaba oculto entre la selva de la serranía costera venezolana; pero no en lingotes de reluciente oro como creyó Francisco de Orellana, sino en tabletas del más fragante y exquisito cacao de altura.
Trazando el mapa
Juan Carlos explica que la odisea que lo llevó de periodista a chocolatero, comenzó con la idea de combinar su afición por la aventura con su profesión, en una serie documental llamada Paralelo 10°, que entre el 2009 y 2012 se dedicó a recorrer el país para mostrar la biodiversidad de sus ecosistemas y promover su conservación.
“En 2011 durante el rodaje de un episodio en el parque nacional Cerro el Humo en la península de Paria, nos topamos con el tema del cultivo sostenible del cacao y desde entonces quedé enamorado de esa forma de trabajar la tierra en armonía con el medio ambiente” cuenta el marabino de 38 años al relatar el momento preciso en que la “semilla” de convertirse en productor germinó en él.
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