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Ante la declarativa de “votar es validar al régimen”, señalamos que es absolutamente falso, al contrario, no votar sí lo validaría por cuanto su maquinaria y demás mecanismos de presión-chantaje, les permitiría hacerse de las gobernaciones. Si Maduro llega alzarse con la mayoría de las regiones, le dirá al mundo: “vean, la ANC tuvo el mismo apoyo popular que nuestras gobernaciones”, los ocho millones de votos hoy cuestionados, serían más “vendibles”.
Para los que opinan que el Gobierno y CNE traman un fraude electoral, no deben olvidar que existe una inmensa diferencia en la tolerancia internacional para con el régimen, se marcó un antes y un después de la pretendida ANC. Por otro lado, no votar es tirar la toalla, significaría que el Gobierno no tendría necesidad de hacer fraude, aunque suene crudo, las gobernaciones las ganaría “legítimamente”.
No se debe olvidar, que cuando la participación es alta en los procesos electorales parlamentarios, regionales y locales la oposición obtiene el triunfo por encima de todos los artilugios del Gobierno, cuando la abstención es alta el régimen es el gran triunfador. La abstención es apatía, desesperanza, entregarse a un régimen que ante su secuestro institucional y violencia de todo género, se sabe ganador en su aferro al poder.
También existe otra falsa creencia: “abstenerse para castigar a la oposición” y valga que es un absurdo faraónico; quien se autocastiga es el propio pueblo permitiendo dejar en el poder a los responsables del caos. Ante semejante afirmación, es preciso deponer la actividad visceral y enfocarnos en lo cerebral, no es el momento coyuntural ni histórico para cometer errores como nación, lo correcto es despojar de las gobernaciones el Gobierno, para a través de una nueva institucionalidad in crescendo ejercer todas las presiones ciudadanas para forzar los cambios que le urgen al país.
Es sumamente necesario comprender que los gobiernos hacen y llegan hasta donde el pueblo lo permite; en el caso de la Venezuela de hoy, quedó demostrado el 6D 2015 contra viento y marea que la voluntad de cambio del pueblo es indoblegable. Es una obligación con el país votar y defender el voto. El 16J fue un acto cívico, el 30J un acto meramente del Gobierno, este 15-O se nos avecina un proceso electoral donde no es el Gobierno ni la oposición los factores determinantes, sino el pueblo y su mensaje al mundo. La mejor manera de castigar a los gobiernos fracasados es votando contra ellos, la abstención solo los hace más fuertes.