Cien años de vergüenza

 

En días recientes, el Gobierno venezolano conmemoró con una marcha, el centenario de la Revolución de Octubre, el golpe de Estado protagonizado por Lenin y los bolcheviques que cambió la historia de Rusia y del siglo XX. Muchos nostálgicos de las glorias soviéticas rememoran el comienzo del imperio comunista más sanguinario de la tierra

La censura en la Unión Soviética fue un fenómeno persuasivo de presión ideológica estatal que tuvo vigencia a lo largo de toda la historia de ese país, aunque con ciertos altibajos. Hubo dos períodos de relajamiento: el primero, después de la muerte del dictador Iósif Stalin y el segundo durante la política de apertura implementada  por Mijaíl Gorbachov.

“La Gran Revolución Socialista de Octubre” puso fin tanto a la censura zarista como a la burguesa. La censura en la Unión soviética era de un carácter totalmente diferente a la de los Estados burgueses occidentales. Quienes estaban al frente de la Gran Enciclopedia Soviética señalaban que este nuevo medio de comunicación era un órgano del Estado socialista, cuyo propósito era evitar que los secretos militares y estatales aparecieran impresos y que además sirviera para prevenir la publicación de materiales que pudieran dañar los intereses del pueblo comunista trabajador.

En días recientes, el Gobierno venezolano conmemoró con una marcha, el centenario de la Revolución de Octubre, el golpe de Estado protagonizado por Lenin y los bolcheviques que cambió la historia de Rusia y del siglo XX. Muchos nostálgicos de las glorias soviéticas rememoran el comienzo del imperio comunista más sanguinario de la tierra. Otros, a quienes les tocó pagar con cárcel, destierro o censura el establecimiento del totalitarismo, realizan acciones para recordar la terrible herencia del régimen comunista.

“¡No necesitamos una república parlamentaria! ¡No necesitamos otro Gobierno que no sea el del soviet de diputados obreros, soldados y campesinos!”, dijo el propio Lenin al regresar a Petrogrado desde su exilio. “Ahorquen a los campesinos ricos, hombres ricos, chupasangres. Publiquen sus nombres. Quítenle todo su grano. Designen rehenes”, ordenó Lenin a menos de un año de la conquista del poder. 

Para el periodista sueco de origen chileno, Mauricio Rojas, la principal enseñanza de la Revolución de Octubre es que “se puede amar a la humanidad en abstracto y despreciar a los hombres en concreto”.  Luego agrega: “comprendí que la bondad extrema del fin puede convertirse en la maldad extrema de los medios, que la supuesta salvación de la humanidad puede realizarse al costo de sacrificar las vidas de incontables seres humanos”. 

 

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