Los cadáveres de Ángel Eduardo Delgado González (40), Wilmer Bustillo (26), Edwin Belloso (39), y otro hombre aún por identificar, flotaron en la playa de La Cañada, luego de que 12 “piratas” lo interceptaran para robarles las embarcaciones
Después del último ataque perpetrado por los “piratas” del Lago en la playa Yojanito situada en la calle larga del sector La Ensenada, parroquia Chiquinquirá del municipio La Cañada de Urdaneta; los cadáveres de Ángel Eduardo Delgado González (40), Wilmer Bustillo (26), Edwin Belloso (39), y otro hombre aún por identificar, flotaron, ayer en la mañana.
A las afueras de la morgue forense de Maracaibo, los familiares de las víctimas aprovecharon la presencia de los medios de comunicación para relatar lo poco que sabían sobre el cuádruple asesinato. Con tristeza comentaron que los jóvenes llegaron el pasado lunes en la madrugada, a la playa de La Cañada, cerca del depósito de licores El Diomedaso.
El sol de aquella mañana aún no había salido cuando 12 presuntos delincuentes interceptaron a los cinco trabajadores del mar en plena faena. Los obligaron a subir en las embarcaciones que se encontraban ancladas en la arena y zarparon con rumbo desconocido, detalló un informante.
En el trayecto uno de los pescadores logró soltarse, en ese preciso momento los maleantes comenzaron a disparar a diestra y siniestra. El muchacho no tuvo alternativa, se lanzó al agua, nado hasta la orilla, corrió cuanto pudo, buscó ayuda y denunció el hecho ante las autoridades correspondientes.
Familiares, allegados y compañeros de labor buscaron a los infortunados, pero no los encontraron. Los pescadores remolcaron, a las 9.00 de la noche, los cuerpos sin vida hasta la sede del Cuerpo de Bomberos de La Cañada de Urdaneta.
De manera extraoficial trascendió que de los cuatro pescadores muertos, uno recibió un disparo, mientras que los otros presentaron golpes. Se conoció que Ángel residía en el sector Niño Bolivariano de San Rafael del Moján, en el municipio Mara, procreó siete hijos.
Wilmer dejo seis hijos en la orfandad, Edwin procreó cinco hijos y residía en el sector Lomas Alta del Mojan. Los detectives adelantan investigaciones para determinar la identidad del cuarto hombre asesinado, presumen que trabajaba como vigilante y pescaba por necesidad.