Un Gobierno que tiene el 80 % del rechazo popular se empeña en forzar y convocar a elecciones anticipadas a una velocidad vertiginosa e inexplicable. ¿Será que no le dan los números? Cabe preguntarse entonces ¿Cuál es el temor del Gobierno a que se abra y se audite el REP para evitar la multiplicidad del voto?
Nos encontramos los venezolanos ante un escenario altamente delicado y de suma incertidumbre de cara al futuro de la nación. En medio de la más grande crisis económica, social y política de la que se tenga memoria en la historia de nuestro país, un gobierno que tiene el 80 % del rechazo popular se empeña en forzar y convocar a elecciones anticipadas a una velocidad vertiginosa e inexplicable. ¿Será que no le dan los números?
En 2016, cuando las fuerzas opositoras en atención a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, convocaron a la realización de un referéndum revocatorio presidencial ante el clamor popular por un cambio en el modelo de conducción política del país, el Gobierno se valió de todo su aparataje institucional para sabotear la iniciativa, dejando al pueblo de Venezuela sin la oportunidad de evaluar la fallida gestión del Presidente de la República y de su tren gubernamental; sin embargo en el año 2017 se apresuraron violentamente las elecciones regionales y las municipales vía convocatoria de una ANC que no está facultada para legislar, mucho menos para hacer convocatoria a elecciones de ningún tipo.
Hoy se plantea el adelanto de las elecciones presidenciales que fueron convocadas inmediatamente después de la negativa por parte de la MUD a firmar un acuerdo espurio y sin garantías en la mesa de diálogo instalada en República Dominicana. El escenario se viene a complicar aún más con el aderezo de sumar de forma ilegal y anticonstitucional las elecciones a consejos legislativos y por increíble que parezca unas nuevas elecciones parlamentarias, cuando la AN actual aún no ha cumplido ni siquiera la mitad del período para la cual fue electa por voto popular.
Cabe preguntarse entonces, ¿cuál es el temor del Gobierno a que se abra y se audite el REP para evitar la multiplicidad del voto? ¿Por qué la negativa a hacer cambios en el CNE, si este cuerpo colegiado debe ser imparcial? ¿Por qué no abrir las inscripciones del REP en el exterior?
Nosotros estamos dispuestos a contarnos siempre y cuando las condiciones sean justas, con compromiso de respeto a los resultados, con verdadera observación internacional. Lo que no estamos dispuestos, es a acompañar y legitimar una farsa electoral que siga lavándole la cara a un gobierno que sabiéndose perdedor del clamor popular, tiene como único candidato la abstención y como jefe de campaña al desestímulo a la participación ciudadana.