
Las notas del Alma llanera y un recio Pajarillo se adueñaron de los aplausos del público durante varios segundos, lo que significó un momento especial para honrar de pie y con música al fallecido maestro
Con el sugerente sonido de la flauta, en manos del solista Abi Acosta, se abrió el telón del Aula Magna, para dar inicio a uno de los conciertos más emotivos presentado por la Filarmónica Universidad Rafael Urdaneta y que estuvo cargado de variedad y matices propios de un numeroso equipo, que dejó claro que en el estado el talento predomina.
El momento crucial de la noche fue cuando la orquesta en pleno, interpretó la Obertura Leonora número 2 de Ludwig van Beethoven, obra conmovedora que permitió la mixtura entre música y teatro, a través de un performance encabezado por jóvenes actores que son estudiantes de la institución.
Más tarde, las emociones estuvieron a flor de piel con la aparición en escena de los niños Juliana Scaramaza, José Andrés Alvarado y Jhonniel Hernández, quienes representaron una secuencia generacional propia del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, quienes a lo largo de los años se encargan de promover la música sin barreras. Estos niños abrieron la escena para una magistral interpretación por parte de la Filarmónica de un fragmento de la obra Aires de Venezuela.
El homenaje
Las notas del Alma llanera y un recio Pajarillo se adueñaron de los aplausos del público durante varios segundos, lo que significó un momento especial para honrar de pie y con música al maestro José Antonio Abreu.
En medio de la presentación, la Filarmónica recibió una importante visita del movimiento universitario URU Creativa de la Escuela de Psicología, quienes subieron al escenario a un emocionante encuentro con la orquesta, propicio para abrazar la idea de ambos construir y forjar un futuro promisorio para el país.