El Observatorio de derechos indígenas Kapékapé presentó un informe en el que destaca sobre la muerte de más de 100 personas indígenas debido al brote de sarampión que afecta al estado Delta Amacuro desde octubre de 2017.
El reporte señala que las comunidades indígenas más devastadas por el sarampión son Mariusa, El Caigual, el Corroncho, Lagunita de Mariusa y Platanalito en el municipio Tucupita.
En Pedernales y las comunidades adyacentes como Capure, Isla Misteriosa y demás caseríos reportan muertes de niños entre cinco y 16 años.
En el municipio Antonio Díaz, el epicentro de la enfermedad se encuentra focalizado en la parroquia Manuel Renauld, específicamente en las comunidades de Morichito, Barranquita, Jojene y Cuberuna.
El apoyo de los religiosos sacerdotes de Nabasanuka es fundamental para los afectados. “Se recibió la denuncia del padre Wilson Jochen, que indica las muertes sucesivas de los niños indígenas por efectos del sarampión”, señalaron los miembros de la organización.
Comprobable
Armando Obdola, presidente de KapéKapé, no existen registros oficiales y la cifra está basada por contactos directos de las comunidades. “Son situaciones verificadas y comprobadas e inclusos hay denuncias de la utilización de fosas comunes para el entierro de las víctimas”.
El deterioro de la salud en la zona indígena que se concreta en la escasez total de medicina, la falta de infraestructuras de ambulatorios y ante la ausencia de políticas preventivas en la región “agudiza las enfermedades endémicas en los waraos”, concluye.
En su balance, la Organización enfatiza los efectos del sarampión y la tosferina que atacan a las comunidades desde octubre de 2017 hasta los primeros cuatro meses de 2018, según reseñó El Pitazo.