El lobo del hombre

Como quiera que el hombre vive en su estado natural como salvaje, esta condición lo torna violento e irrespetuoso del derecho de los demás, manteniéndolo en permanente “guerra de todos contra todos”, y en consecuencia, convertido en el lobo del hombre mismo

Vivir en sociedad de manera armónica para una más sana y pacífica convivencia requiere de la voluntad de sus integrantes de someterse al imperio de la ley. Esto es estrictamente indispensable, habida cuenta de que el ordenamiento jurídico viene a ser el factor y pivote central que determina las reglas del juego sociales, lo debido y lo prohibido en el comportamiento público y privado de los hombres.

A lo largo de los siglos, muchos filósofos han dado válidas explicaciones al respecto, muy señaladamente, Thomas Hobbes (1588-1679); además de Montesquieau, Rousseau, Voltaire y Enmanuel Sieyes, entre otros, a quienes se les tiene como pilares fundamentales del moderno Estado y el sistema democrático.

¿Por qué es indispensable y necesaria la obediencia a la Ley? La razón más valedera está contenida en la tesis del británico Hobbes, el filósofo que acuñó en su libro Leviatán, la célebre expresión “Homo hominis lupus” (El hombre es el lobo del hombre).

Según lo señala J. Ferrater en su Diccionario de Filosofía, (Ariel Filosofía), Hobbes concibe al hombre como un ser fundamentalmente antisocial.

Pero sucede que como no todos pueden alcanzar los objetivos y disfrutar de esas mismas cosas, nacen las rivalidades y se convierten en enemigos naturales, empujados por tres factores: La competencia, la desconfianza y el deseo de fama.

La primera de esas causas de disputas hace que los hombres quieran la ganancia; la segunda, vale decir, la desconfianza, hace que los hombres quieran seguridad; y la tercera, que quieran reputación. Como quiera que el hombre vive en su estado natural como salvaje, esta condición lo torna violento e irrespetuoso del derecho de los demás, manteniéndolo en permanente “guerra de todos contra todos”, y en consecuencia, convertido en el lobo del hombre mismo.

Si se dejara que los hombres siguieran su naturaleza, vale decir, permanecer en estado salvaje sin ley ni orden que permita la armónica convivencia, la vida en sociedad sería inviable: Cada quien lucharía por arrebatarle los bienes y la reputación a los demás, lo que daría por resultado una permanente guerra civil y la anarquía absoluta. Si se permitiera esa situación, al final toda convivencia social quedaría destruida”. ¿Qué solución propone Hobbes como remedio a la anarquía que impide el orden social y la paz?  De ello nos referiremos en la próxima entrega.- Continuará…

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