Hoy esos próceres se revolcarían en sus tumbas al ver lo que esta dictadura, dirigida por los que se dicen llamar hijos de Bolívar, ha hecho con nuestra nación. Un país que había logrado desprenderse del yugo español, hoy lo han convertido en un apéndice de Cuba
El 5 de Julio, Venezuela conmemoró el 207 aniversario de la Declaración de su Independencia, momento histórico al que llegamos luego de la gesta de nuestros próceres que lucharon para convertirnos en República independiente. Hoy esos próceres se revolcarían en sus tumbas al ver lo que esta dictadura, dirigida por los que se dicen llamar hijos de Bolívar, ha hecho con nuestra nación.
Un país que había logrado desprenderse del yugo español, hoy lo han convertido en un apéndice de Cuba, y precisamente cuando se cumplen 207 años de su independencia, otro evento histórico se gestó alrededor de Venezuela, un batallón de 53 países se unió para librar otra cruzada, pero esta vez contra la dictadura de Nicolás Maduro.
Esta batalla se libró en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, allí en ese foro, Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Chile, Guatemala, Guayana, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú; los 28 países miembros de la UE; ocho europeos no comunitarios; y cinco asiáticos u oceánicos, en total, 53 países, denunciaron los abusos y las violaciones de los derechos fundamentales cometidos por la dictadura en Venezuela.
Todos ellos, en esta fecha memorable para los venezolanos, firmaron una declaración, pero esta vez de denuncia ante la gravísima situación humanitaria que sufre el país y las profundas violaciones registradas por la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
53 países que decidieron sentar a Nicolás Maduro Moros en el banquillo de los acusados por ser este el principal responsable de la violación sistemática de todos los derechos de los venezolanos y que solicitaron a Venezuela abra sus puertas a la asistencia humanitaria y a cooperar con los mecanismos de la Oficina del Alto Comisionado.
Ahora bien, no todo está perdido, estos 53 países piden además lo que todos reclamamos, el restablecimiento del orden democrático y el Estado de Derecho en Venezuela y, de no cumplir con tales peticiones, respaldaran las recomendaciones del alto comisionado para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, de una implicación mayor de la CPI, es decir de la aplicación de la justicia internacional.
Acá no se trata de invocar acciones intervencionistas, acá de lo que se trata es de apelar a la verdadera justicia. Por ello no dudamos y estamos trabajando en ello, que más temprano que tarde, la silla de Miraflores se convertirá en el banquillo de los acusados donde sentaremos al dictador y a todos los cómplices de sus crímenes.