Aun en situaciones no favorables para su crecimiento, la acción del emprendimiento colectivo no desaparecerá, dado que obedece fundamentalmente a la naturaleza de supervivencia del ser humano
Las manifestaciones que la profunda crisis venezolana están generando en nuestra población pudiesen verse en algún momento, agrupadas en tres sentidos: aquella que congrega a quienes enfrentan lo que nos sucede con posiciones de ataque sin un norte claro, también los que se desplazan fuera del país esperando un giro de vida en búsqueda de mejores condiciones de vida y la dirección más nefasta, hermanos venezolanos que se encuentran viviendo la desesperanza o el llamado desaliento de los vivos.
¿Es que llegamos a los límites del emprendimiento? ¿No es posible generar ya soluciones a nuestra vida en el lugar donde hemos recibido la vida? Mientras preguntaba esa mañana, en medio de mis preocupaciones, cómo una persona que decide seguir y hacer por Venezuela, llegaban junto a mí algunos profesores que asistían a una reunión en nuestra sede rectoral. Recorrí con la mirada el edificio y pude encontrar en medio de lo que acontece, empleados caminar hacia sus oficinas, obreros en sus labores y lo que llenó de respuestas a mis interrogantes, un grupo de jóvenes universitarios compartiendo entre risas. Estaba rodeada de emprendedores. En pocas palabras, no hay límites para el emprendimiento.
Contemplados de esta manera, cada emprendedor viene a ser una especie de célula de un tejido orgánico que se reproduce a sí mismo y genera un efecto de multiplicación que conecta y expande. Aun en situaciones no favorables para su crecimiento, la acción del emprendimiento colectivo no desaparecerá, dado que obedece fundamentalmente a la naturaleza de supervivencia del ser humano. Cada uno de nosotros en este crucial momento ha fortalecido su emprender individual, el cual se transforma con participación social en un saber emprender colectivo que es clave para la sobrevivencia y el encuentro de soluciones y salidas a la crisis actual.
Las infraestructuras sociales, organizacionales, tecnológicas; los recursos físicos y financieros, entre otros, matizan y condicionan el emprendimiento. Son piezas importantes en la reconstrucción nacional. Es menester hacer una labor permanente a nivel de los valores como principios básicos que deben tener cada uno de los individuos que pertenecen al sistema social y que son utilizados para la moral y la ética, así como seguir trabajando por la educación para generar, transformar, modelar, y transmitir conocimientos. Abracemos la esperanza activa, esa que se alimenta de la fe y se aviva con acciones.