
La mudanza momentánea de los comerciantes informales al mercado de minoristas trajo consigo beneficios para algunos, pero para otros solo trajo problemas
En el casco central de Maracaibo es difícil escuchar el pregonar de Las Pulgas, San Felipe, La Redoma y la avenida Libertador. Ahora está en la avenida 18 con calle 102 del sector Pomona, específicamente en el mercado minorista Kay Kay.
Tras la intervención del casco central el pasado 26 de octubre, los comerciantes informales iniciaron un periplo que los llevó a la calle 100 o como mejor se le conoce La Libertador, donde no aguantaron mucho tiempo allí, luego fueron al frente de Las Playitas, de donde también los sacaron.
Por último tomaron el amplio estacionamiento del pequeño mercado, que solo cuenta con 130 locales. Desde entonces y hasta el lunes 31 de diciembre los buhoneros podrán estar en el lugar. Sin embargo, la mudanza trajo consigo, según los vecinos y los usuarios del mercado, los mismos problemas que habían en el desaparecido mercado.
A pesar de contar con la presencia de militares y las diferentes Policías que hacen vida en la región, los vicios que estaban en Las Pulgas prevalecen. El último que adoptaron, nuevamente, fue la no aceptación del billete de dos bolívares.
Otro es la venta de los productos regulados como la harina, el aceite, los huevos, el arroz, la mantequilla y el azúcar. Muchos de ellos a precios especulativos, la harina está a 600 bolívares soberanos, el arroz a 400 y la margarina a 600 bolívares. El café y el queso también son vendidos a precios que no son “solidarios”.
Además hay reportes de ventas de medicamentos que van desde anticonvulsionantes hasta calmantes, sin embargo no es algo que vendan todos los que allí están.
El que abusa al abusador
Entrar al mercado, sea comprador o vendedor, puede significar una experiencia similar al entrar a una cárcel. Algunos usuarios denunciaron que los funcionarios revisan los bolsos de las personas para entrar.
Los comerciantes se quejan del supuesto cobro de vacunas, de parte de funcionarios, para que la mercancía entre al mercado. Los vendedores informales denunciaron que los uniformados toman lo que necesitan y se los llevan sin pagar.
La mudanza al Kay Kay trajo consigo una serie de situaciones como la basura, malos olores, violación al perímetro de seguridad de las residencias San José, problemas de estacionamiento y la venta a precios exorbitantes de productos de primera necesidad.
Esta mudanza fue momentánea, según expresó Tony Boza, director general de la Alcaldía de Maracaibo y autoridad única civil de la intervención del casco central, a principios de octubre, quien añadió que estarían allí hasta finales de año.
Pros y contras
Los comerciantes formales que hacían vida en la zona vieron un incremento, y las mafias que hacían vida por puente España no están porque la Policía y la Guardia del Pueblo los espantó.
En residencias San José las opiniones están divididas sobre la estadía de los comerciantes informales. “De por sí aquí teníamos más de tres años sin servicio formal de recolección de basura. Para sacarla teníamos que pagar. Ahora el problema se multiplicó, tenemos el triple. No la recogen y los líquidos de los desperdicios traen consigo malos olores y moscas”, detalló una vecina de las residencias que prefirió no identificarse.
Incluso, hace unas semanas encontraron a una mujer que intentaba defecar en las áreas de los dos edificios donde habitan poco más de 161 familias. “Se probó una mejora en la pared perimetral de los edificios y cerrar las puertas para tratar de evitar este problema”, recordó uno de los miembros del condominio.
En las residencias aprobaron modificar y mejorar el perímetro de seguridad. El miembro de la junta de condominio explicó que habló con La Verdad y destacó que de parte de la administración del mercado hubo un acercamiento con los representantes de las torres para llegar a ciertos acuerdos.
“Quienes vivimos aquí creemos que con un poco de organización de parte de los vendedores informales el mercado podría hacer vida en la zona, porque no podemos negar que hay mayor circulación de vehículos particulares, y en la noche tenemos mejor iluminación y además que existe una importante presencia policial”, destacó la fuente.
Pero el hecho es que por orden de Willy Casanova, alcalde de Maracaibo, los vendedores deben estar en el estacionamiento del Kay Kay hasta finales de este mes, sin embargo los comerciantes no saben qué será de ellos, ya que esperan nuevas intervenciones en otros mercados ubicados en diferentes puntos de la ciudad.