Contrario a la felicidad

El tirano y sus cancerberos, o enchufados crean miseria y desolación, y con ello sangre sudor y lágrimas, todo lo contrario a la felicidad que debe generar un buen gobierno como lo profesaba nuestro insigne y único Libertador como lo fue Simón Bolívar

Jean Paul Sartre (1905-1980, filósofo francés) estuvo en cierto momento -aunque era

Comunista, existencialista- en contra del estalinismo soviético, pues criticaba la praxis del comunismo de crear caos, y escasez en sus predios dominados por la miseria y hambre, aunado a diásporas o migraciones. Para luego atrapar al resto de la población que sobrevive en la miseria o permanece en sus lugares de origen, y con extremado cinismo hacerle creer que la causa de sus desgracias es la oposición al régimen, y depender de su limosna. Al estilo nazi-gobbeliano que tiene como patrón la mentira repetida innumerables veces. En otras palabras “el método de la gallina desplumada viva”.

Con tal método se somete al pueblo a una constante histeria colectiva con un discurso morboso, que crea un falso positivo en contra de la oposición; inventa y denuncia a un enemigo poderoso, el cual, “dizque conspira asociado a la disidencia en contra de la bondad y el producto del régimen impuesto”. Por ende, se empeña en crear ejércitos o fuerzas armadas paralelas a las ya establecidas, y compradas con los recursos de la nación, más colectivos al estilo de las camisas pardas y negras de Hitler y Mussolini, para defender -supuestamente- la patria de una inminente invasión del enemigo, algo que nunca llega a suceder, pues tal enemigo no existe. Lo que sí existe es un usurpador que ha desplegado una estrategia de política fraudulenta propia del tirano platónico.

Mientras el verdadero enemigo del pueblo se encuentra en la nación, traído como guardaespaldas o asesor del régimen, derivado de que el tirano no confía ni en sus propios aliados, ni en la ciudadanía, pues el pueblo menos ignorante no cree en sus discursos y conoce sus estrategias y sufre un inmenso descontento.

Sabe de una población que no cree en sus mentiras. Como necesita dinero para mantener al ejército comprado, a las milicias paralelas y colectivos para defender su régimen, establece control monetario, impuestos onerosos, dispone de recursos minerales, fósiles y metálicos, de reservas internacionales etc. En consecuencia, el tirano y sus cancerberos, o enchufados crean miseria y desolación, y con ello sangre sudor y lágrimas. Todo lo contrario a la felicidad que debe generar un buen gobierno como lo profesaba nuestro insigne y único Libertador como lo fue Simón Bolívar.

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