El 4F, como acostumbramos decir cumplió 27 años. Bastante agua ha llevado el rio desde entonces. Muchas realizaciones y muchos errores, como ocurre con los procesos que orientamos los humanos.
Los jóvenes de la insurrección fuimos vistos como esperanza de un pueblo que buscaba soluciones, salidas a su situación de postración, de dificultades.
Apenas 10 años tenían entonces los que ahora tienen 37 años.
Los hechos de ese día se reflejaron de inmediato en el sentir colectivo; de allí toma forma y razones la nueva lucha por una alternativa al viejo bipartidismo venezolano.
Al medio día la negociación.
Debíamos pasar a otros escenarios de lucha y el llamado de Chávez para deponer las armas.
Algun oficial muy joven en la Base Aérea Rafael Urdaneta me recriminaba por esa orden cuando teníamos control del área. Le dije con firmeza que venía otro tipo de combate, el civil, que venía la lucha política por ganar la voluntad de nuestro pueblo y amarrarnos con esa voluntad para hacer las transformaciones que el pais requiere.
El recuerdo de aquella jornada, frente a la realidad nos obliga para el análisis y la accion correcta.
Primero consciencia del momento delicado y difícil que vivimos, del grave riesgo de confrontación y de muerte que nos amenaza a todos.
La amenaza externa que nos indigna como venezolanos.
Después la gran responsabilidad que tiene el Presidente constitucional de la República, Nicolás Maduro para nuestro momento y para nuestra historia.
Es muy difícil recomendar la ruta, especialmente para mí mismo, víctima de ataques irrespetuosos y permanentes, de ensañamiento de quien en la región llegó al poder gracias a nuestro propio trabajo.
Solo pedir a Dios para conversar que ilumine al presidente en la ruta a seguir.
Estoy convencido de que debemos negociar la paz con dignidad, con respeto. Esta es una gran responsabilidad histórica del Presidente Maduro.De seguro vendrán nuevos momentos para que en nuestra patria brille con la Paz, la justicia y la dignidad de nuestro pueblo.