El oficio de bombero no se aprende de grande. Los niños también se instruyen sobre técnicas para socorrer o atender incendios. La Brigada Infantil y Juvenil del Cuerpo de Bomberos de Maracaibo demuestra que para proteger y defender los bienes y habitantes no resulta necesario esperar a ser grande
El oficio de bombero no se aprende de grande. Los niños también se instruyen sobre técnicas para socorrer o atender incendios. La Brigada Infantil y Juvenil del Cuerpo de Bomberos de Maracaibo demuestra que para proteger y defender los bienes y habitantes no resulta necesario esperar a ser grande.
Meiker Bonilla quiere ser bombero. Hoy tiene 10 años y ya usa el uniforme. Es un aprendiz de la institución. Él junto a más de 30 niños y jóvenes forma parte de la brigada.
“Todo esto es divertido. Se siente bien. Tiré la manguera, me puse el casco y el chaleco. Me gustó mucho. De grande quisiera ser bombero”, dijo en su primer día de clases tras asistir a una actividad donde la brigada —junto a voluntarios— enseñó a los habitantes de La Lechuga, parroquia Francisco Eugenio Bustamante, las técnicas para auxiliar y apagar fuego.
En el comando de Bomberos #1, en el sector La Ciega, detrás de la Secretaría de Cultura, justo frente al Hospital Central “Doctor Urquinaona”, en el centro de la ciudad, realizan actividades cada sábado a partir de las 8 de la mañana hasta las 12 del mediodía. Los pequeños que deseen sumarse son bienvenidos.
Hoy día trabajan por crear brigadas en diversas zonas del estado Zulia, a fin de rescatar a los menores de edad de situación de calle, vicios y ocio. Hasta el momento cuentan con dos centros piloto ubicados en La Lechuga y Lago Azul, parroquia Manuel Dagnino.
Desde el campo de juego en el oeste de Maracaibo, Odalis Gutiérrez, de ocho años, se siente identificada con los bomberos. Primera vez que ve “algo diferente”.
Puntualiza: “Me pareció muy buena la brigada. De lo que aprendí es que el chaleco cubre para el fuego, para que no me queme. El casco se usa por si te cae algo, como una piedra, no te pueda golpear. Me gustó lanzar la manguera y enrollarla. Solo me acuerdo que es de nylon por fuera. Me gustaría formar parte, me animó ver que hay otras muchachas. Yo sí quisiera ser bombera cuando sea grande”.
Aunque con ocho años, Jongeider Rojas, sufre de “pena” participó en las acciones. Entre dientes, comenta: “La actividad fue bien, me pareció todo bien”.
A las niñas les gusta estar activa en las dinámicas que desarrolla la brigada. Angélica Bracho Piña, de siete años, menciona que un “señor” le avisó de la actividad en la cancha: “Dijo que los bomberos vinieron al barrio para enseñarnos cosas nuevas. Como vivo cerca me viene sola porque quiero aprender”.
Igualmente, los asistentes mayores de edad se identificaron con la labor de los brigadistas.
"Una vecina me dijo que los bomberos venían otra vez a hacer un evento en la cancha y me emocioné. Me viene corriendo porque estaba vendiendo agua. Ya había venido la primera vez y esto estaba ‘tenso. Los muchachos esos estaban haciendo muchas cosas. Lo que más quiero es aprender todo eso porque uno no sabe cuándo va a estar metido en una 'vaina' de esas. Quién quita y más adelante esté como él (señala al Coronel Durán), describe Endry Ibáñez, de 19 años.
Responsabilidad, disciplina y solidaridad. A partir de los 8 años de edad hasta los 18, los integrantes de la Brigada Infantil y Juvenil forjan valores para el bien común desde hace más de 50 años.
“El niño aprende a regular su comportamiento dentro del contexto de las interacciones sociales, siendo primero una función interpsíquica, interpersonal, para luego desarrollarse como autorregulación. Depende en primera instancia de los contenidos de la relación y comunicación con el adulto, para luego transformarse”, según teoría de la autorregulación de Lev Vygotsky, psicólogo ruso.
Brigadistas
Inmer Vásquez, con 17 años de edad y nueve de experiencia dentro del equipo, es Brigadier Mayor.
Manifestó que los niños de lanzamiento aprendieron lanzamiento de paño, más conocido como paño de manguera, además de cómo ponerse el equipo de protección profesional.
Sobre su experiencia en el área, cuenta: “Tengo el rango más alto que se puede otorgar en la brigada. Me siento muy orgulloso de esta profesión y oficio porque es muy bonito ayudar a las demás personas, salvar vidas. Venimos al barrio a enseñar lo que es un bombero para que se animen y se unan a nuestro cuerpo. Es preferible sacarlos de la delincuencia, los malos hábitos y llevarlos a un buen camino”.
Emocionado, subrayó que los chicos del sector adquirieron conocimientos de la mejor manera que se puede apagar un incendio. “Ya saben lo que son los cascos, chaquetones y botas. Todo eso para entusiasmarlos y promover nuestra brigada. También, venimos con el apoyo de la Alcaldía de Maracaibo quien siempre nos está apoyando en este tipo de actividades. Somos siete u ocho instructores que pertenecemos a la brigada”.
La inspiración de Vásquez se encuentra en sus genes. “Entré en la brigada porque me motivó mi primo, el papá de él también era bombero. Mi fuerte es el área de pre-hospitalaria. Por eso, me gustaría quedar como instructor de la brigada en esa área, aunque nosotros estamos preparados para todo. Luego de terminar mis estudios, quiero recibir mi título en Ciencias Teóricas del Fuego y comenzar en LUZ (Universidad del Zulia) para estudiar medicina. Se siente muy bien el saber que tus conocimientos pueden ser la grandeza de un país”.
Recuerda su tesis en la secundaria. “Trató del porqué los primeros auxilios no es una materia dentro del pensum escolar. Conozco bomberos que son médicos o paramédicos. El ser bombero abre muchas puertas”, asegura.
La Brigada Infantil y Juvenil de la localidad no distingue sexo, estatus social o religión. Franyerli Carrasco tiene 15 años, 9 dentro de la estación 1. La Brigadier cuenta: “Mi mamá es bombera, por eso estoy aquí”.
Para ella, educar a los niños de un espacio desasistido es ofrecer una oportunidad.
“Desde los bomberos podemos darle a conocer una vida diferente. Me gustaría ser bombera y estudiar otra carrera más adelante. Aquí aprendemos de todo un poco. Son conocimientos que nos van a quedar para toda la vida”, manifiesta la Brigadier mientras se imagina “siendo bombera, bajar del tubo, salvando una vida”.
Antes de entrar a la brigada, entran al comando en posición de candidato con una franela roja que los identifica. Doriana Rivera se esfuerza para convertirse en brigadier a los 16 años.
“Es lindo y bueno enseñar a los demás. Me inspiré por mi papá y mi tío, ambos forman parte de los bomberos. Yo quiero ser médico y para mí es muy importante estar aquí. Es como un logro. Uno aprende a forjar un carácter, uno aprende disciplina, uno aprende a darle valor a las cosas”, expresa la chica con una sonrisa de oreja a oreja.
Veteranos voluntarios
Cree que nació para ser voluntario. De morir, volvería a llevar la batuta de la Brigada Infantil y Juvenil del Cuerpo de Bomberos. Desde hace 50 años forma parte. El Coronel Wilfredo Durán prende continuar actividades para alejar de las “malas costumbres” a niños y jóvenes con el respaldo de la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Alcaldía de Maracaibo.
Detalla: “Luego de salir de la brigada se convierten en bomberos voluntarios. Estos, a diferencia de los bomberos permanentes, no tienen remuneración. Sin embargo, el que quiera entrar a la permanente tiene la oportunidad, prioridad. En la brigada llegamos a tener 130 niños. Es más, los niños están calificados hasta para hacer rápel”.
Se refiere a la primera edición de la actividad. “Captamos más de 100 niños. El objetivo es ir captando jóvenes y niños y hacer una brigada juvenil en cada sector. Con lo que aprenden pueden ayudar en cualquier catástrofe que se presente.
Primero, se les enseña orden cerrado. Después, segundo, medicina de emergencia, medicina pre-hospitalaria, rescate y todo lo referente a lo que hace un bombero, así como as técnicas para apagar un incendio”.
Pese que carecen de recursos, buscan la manera de salir adelante. “A veces nos dan uno que otro apoyo pero, generalmente, tenemos que autogestionar la comida de los niños, el almuerzo”.
Durán reconoce el trabajo del personal que funge en el voluntariado. “Contamos con una psicopedagoga que desde hace ocho años nos ayuda sin ningún beneficio a cambio. A penas ahora le conseguimos el cargo fijo siendo orientadora. Ella les hace seguimiento a los niños en varias área. Trata la problemática de la lectoescritura.
El coordinador de las prácticas, Julio Quintero, quien desde el 2007 se encuentra dentro del Cuerpo de Bomberos y en el 2015 comenzó en la Brigada Infantil Juvenil, señala el reconocimiento que siente por estar al lado de los pequeños. “Compartir con los niños se siente bastante grato. Es una mezcla de sentimientos, emociones. Desde ese momento que entré comencé a brindar apoyo dentro de la brigada como instructor, trabajando en estas actividades y desempeñándome en la formación de estos jóvenes”, alega.
Prosigue: “En esta segunda edición nuestro objetivo es lograr motivar a los niños de del sector La Lechuga para que formen parte de la Brigada Infantil y Juvenil y logren salir de ese ocio que puedan tener dentro de su casa y puedan conocer lo que es la disciplina bomberil. La esperanza para nosotros como formadores es que ellos sean nuestro relevo futuro”.
Nombró a las autoridades competentes que brindaron colaboración para la organización del evento que se llevó a cabo en un campo de juego en el barrio La Lechuga. “Gracias a Seguridad Ciudadana, de la mano de la dirección del sociólogo César Garrido, junto al apoyo Protección Civil, Polimaracaibo y todo el Cuerpo de Bomberos de Maracaibo se puedo hacer la actividad”.
Los jóvenes que pertenecen a la brigada instruyen al resto. “Brindan sus experiencias sobre toda la parte bomberil. También, explican cómo se maneja la brigada y qué pueden alcanzar ellos dentro de la brigada. Por eso, traemos a los jóvenes que hacen vida en la brigada”, narró el cabo Quintero.
Inclusión
Con el objetivo de apoyar la educación integral de más de 45 alumnos de la Escuela-Taller de Educación Laboral (TEL) Maracaibo, se fundó recientemente la primera Brigada Bomberil de jóvenes con diversidad funcional. Las Brigadas Infantiles y Juveniles forman al grupo de estudiantes.
“La creación de esta brigada inicia con la incorporación de las Escuelas-Talleres a los planes y proyectos para la prevención y mitigación de riesgos, honrando de esta manera los compromisos nacionales para garantizar los derechos de la niñez ante situaciones de emergencias y desastres”, informó Garrido.
En el colegio Monseñor Domingo Rojas Pérez hace vida José Palencia Soto, quien lleva “muchos años” de acción en la brigada. “Aunque tengo 18 años, quisiera seguir siempre siendo voluntario. Me gusta compartir demasiado con mis superiores.
En la seguridad pública, los bomberos son elementos fundamentales. Velan por el bienestar de la ciudadanía.
Para un niño, ver un camión de bomberos o escuchar la sirena, mientras dirige a apagar un incendio o atender otra emergencia, resulta emocionante, ¡ser bombero debe ser buenísimo!, exclama Gutiérrez quien concuerda con Bonilla, el pequeño que desea ir todos los días a cumplir la función de un bombero.
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