La contracción del sector productivo de Venezuela hasta superar el 60 % de su PIB, la hiperinflación, la devaluación de la moneda o el descenso de su producción petrolera, siendo el país con las mayores reservas probadas de crudo, mantiene a la economía sumida en su sexto año de recesión y sin señales de cambio o mejora inmediata en el horizonte
La contracción del sector productivo de Venezuela hasta superar el 60 % de su PIB, la hiperinflación, la devaluación de la moneda o el descenso de su producción petrolera, siendo el país con las mayores reservas probadas de crudo, mantiene a la economía sumida en su sexto año de recesión y sin señales de cambio o mejora inmediata en el horizonte.
El plan de “recuperación económica” del Gobierno del presidente Nicolás Maduro ha cumplido un año sin resultados y con una hiperinflación rampante, que ha empobrecido aún más a los venezolanos, cuyo salario mínimo se ha situado este mismo mes en torno a 2,04 euros (2,26 dólares) al mes.
Hace un año, el ingreso mínimo equivalía a unos 30 dólares mensuales.
“Vivimos un proceso de empobrecimiento progresivo. El fondo del problema es el régimen. No habrá solución si no cesa la usurpación para que un nuevo gobierno comience la tarea de la reconstrucción de la economía”, señaló el diputado Ricardo Aponte en el debate sobre ese plan gubernamental celebrado la pasada semana.
El economista Luis Bárcenas, de la firma Ecoanalítica, explicó a EFE que una muestra del poco éxito del plan de Maduro “ha sido la persistencia del escenario hiperinflacionario”, que cerró 2018 en el 130.060,2 % según el Banco Central (BCV), o en el 1.698.488,2 % según la opositora Asamblea Nacional (Parlamento).
Tras un silencio oficial de más de tres años, las cifras más recientes divulgadas por el BCV revelan que el PIB del país cayó el 22,5 % en el tercer trimestre de 2018, acumulando al menos 20 trimestres consecutivos en negativo.
Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) apuntan a que este año el PIB venezolano caerá un 35 % y a que “la contracción acumulada desde 2013 superaría el 60 %”, a la vez que proyecta que el PIB per cápita venezolano cierre 2019 en 2.868,34 dólares, por debajo de los 3.168,41 dólares de 2018.
El deterioro del sector petrolero, la principal fuente de ingresos del país, también es significativo y ya supera los 14 trimestres consecutivos con signo negativo.
La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), que llegó a bombear 3,45 millones de barriles diarios en 1998, hoy apenas produce 732 mil barriles por día, según reveló en su reporte de julio la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep).
Recuperar ese nivel de producción petrolera se complica por la caída de los precios internacionales del crudo y la imposibilidad de PDVSA para recuperar los niveles de bombeo del pasado.
Para la oposición la situación de PDVSA se debe a la reducción de la inversión y a la pérdida de personal calificado en la estatal, mientras que para el gobierno de Maduro se justifica en los efectos de las sanciones impuestas por Estados Unidos al país en 2017.
A ello se une que el sector industrial encadenó en ese tercer trimestre de 2018, el último con datos disponibles, 21 trimestres consecutivos en rojo o más de un lustro de depresión económica, algo similar a lo que ocurre con la construcción, las entidades financieras y el comercio con tres años y medio de números en rojo.
La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), la principal patronal del sector, alertó hace unos días de que el 80 % de las industrias del país bajó su producción en el segundo trimestre de 2019.
Mientras que las exportaciones de hidrocarburos y derivados representaron 29 mil 810 millones de dólares en 2018, menos de la mitad que en 2014, las no petroleras sumaron en el último ejercicio menos de 4.000 millones de dólares (las de mayor valor desde 2012), sostenidas por sectores como la minería.
A su vez las importaciones no petroleras, de las que Venezuela no depende para disponer de materia prima para sus industrias, pasaron de 36 mil 490 millones en 2014 a solo 5.830 millones en 2019.
El auxilio a la economía venezolana tampoco llega de las inversiones extranjeras directas, que en 2018 fueron de 225 millones de dólares según el BCV, una cifra en la que tuvieron poco peso las inversiones de países aliados como Rusia y China.
Los mercados de esos dos países se han afianzado como alternativos para las ventas de PDVSA en el exterior desde que EEUU impusiera este año nuevas sanciones financieras al régimen de Maduro, pues limitaban el ingreso de crudo venezolano en el mercado estadounidense.
A ese cuadro recesivo se suma la hiperinflación, pues en lo que que va de año la inflación acumula el 1.579,2 %, según el Parlamento que desde 2017 publica el índice de precios al consumidor (IPC) ante el silencio del BCV.
En Venezuela la tasa de desempleo se situó en el 35 % en 2018, según el FMI, lo que supone un paro casi tres veces más que el de Brasil y cuatro veces más que en Colombia, y para este año se estima que afecte al 44 %, también según la institución multilateral.