Más allá de los partidos políticos

La protesta ciudadana permanente en las calles es fundamental para dejar en evidencia la conducta primitiva y violenta del régimen; así como bloqueo de sus fuentes de financiamiento externas mediante la intervención de organismos multilaterales; pero estas si bien son importantes no son suficientes

Cuando una sociedad en la lucha por su dignidad e identidad nacional en la búsqueda de su libertad, enfrenta a regímenes de carácter totalitario, absolutista, fascista y delincuencial, la misma por razones de su propia naturaleza supera  de manera superlativa la capacidad de acción e intervención de los partidos políticos, debido a que los intereses colectivos como la supervivencia, convivencia, la paz y la prosperidad entre otros, han sido menguados en grados superlativos y los mismo se encuentran en riesgo de extinción, por el cartel de delincuentes que dirige el gobierno, al extremo de entregar parte de la soberanía nacional a grupos de poder extranjeros vinculados al narcotráfico y terrorismo internacional, si ello significa alguna alianza provechosa para la contienda.  

Por ello se hace impretermitible que indistintamente de cuál sea el escenario de disputa por la libertad de la nación, ocupada por agente extranjeros delictivos, todos los sectores y/o actores de la vida nacional participen y asuman su responsabilidad y deber ciudadano ante país, haciendo uso si fuera necesario de las decisiones y acciones más extremas que permitan el logro de los objetivos del colectivo; cuando hago referencia a las condiciones extremas, es porque la salida de este tipo de regímenes no es política y mucho menos electoral, porque la élite en el poder no es política y menos aun demócrata, son una cofradía de vulgares delincuentes, cuya una opción es el poder, porque el panorama que representa el resto de sus alternativas fuera del mismo, es demasiado oscuro, por el efecto boomerang de sus propias acciones abusivas en el ejercicio del poder tanto de la élite como de sus acólitos.   

En ese sentido la protesta ciudadana permanente en las calles es fundamental para dejar en evidencia la conducta primitiva y violenta del régimen; así como bloqueo de sus fuentes de financiamiento externas mediante la intervención de organismos multilaterales; pero estas si bien son importantes no son suficientes; es necesario que todos estos actores y/o sectores se organicen a nivel, parroquial, municipal y estadal para bloquear de manera contundente con los recursos que se disponen y las ascendencias de poder civil que se manejan; las pretensiones del régimen de romper de manera abrupta  con el orden constitucional y el ordenamiento legal vigente como estrategia que les permita ganar tiempo,  para seguir empobreciendo a la sociedad como mecanismo para debilitar cada vez más su capacidad de acción e irreverencia política, llevándolos a un cuadro de miseria y esclavitud como esquema de dominación para los que se queden en el territorio nacional haciéndolos dependientes del reparto equitativo de la miseria del régimen, y los que no emigren a otras latitudes.

Para ello estrategias como los paros cívicos nacionales, donde se incorporen sectores como el transporte, empresas públicas estatales, el comercio privado, salud,  educación y financiero en todos sus niveles, hacen insostenibles la permanencia en el poder de cualquier régimen por más fuerza miliar y colectivos civiles armados que  tenga a su servicio.       

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