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Tenemos la inflación más alta del mundo, que será de tres dígitos, con un indicador subyacente oculto, en los subsidios a los alimentos y el control de precios, que alcanza a 176 %. Experimentamos fuertes presiones de devaluación de la tasa oficial, pues son absurdas las tasas de Bs. 6,30 o la de Bs. 12.
La brecha cambiaria pasa de cuatro mil por ciento, entre el dólar oficial y el paralelo, en medio de la mayor corrupción y sobrefacturación. El déficit fiscal en proyecciones del Barclays Capital pudiera situarse en 30 % del PIB, y se estima que el BCV financiará al Gobierno con un monto equivalente al 20 % del PIB .En un año, la liquidez en poder del público ha crecido en un 69 %.
Las reservas internacionales operativas están por debajo del óptimo requerido. El déficit de divisas es de 12 mil millones de dólares en 2015, pues el precio del petróleo ha disminuido a la mitad. Ante el recorte de las importaciones, tenemos niveles de escasez nunca registrados del 60 %. La producción nacional está en el suelo tanto en el sector agrícola como en el industrial.
En 2015 caerá la producción de arroz, maíz, papas, café y caña de azúcar. El sector manufactura está produciendo al 50 % de su capacidad instalada. Estamos viviendo la irrupción de un volcán de lava inflacionaria y de estancamiento, atizada por los controles de precios y de cambio, mientras el sector privado de la economía cada vez produce menos y emplea menos trabajadores.
La consecuencia lamentable es el crecimiento de la pobreza, que este año afectará a la mitad de los hogares venezolanos. Es evidente entonces, que ante el fracaso estrepitoso del denominado Neorentismo socialista, el país tiene derecho a un cambio de rumbo urgente, más allá de palabras huecas como estas de Maduro: “ Voy a hacer un conjunto de reformas para apretar la mano y para ir detrás de los ‘bachaqueros’, para acabar con todo el proceso de sabotaje económico de la derecha maltrecha y de los grupos económicos, de los pelucones, de esta oligarquía saqueadora”. No se engañe Presidente.
El país requiere políticas fiscales y monetarias coherentes, que generen estabilidad, para incrementar la productividad general de la economía. Señor Maduro: no son los “pelucones” de la “oligarquía saqueadora” los culpables de su fracaso . Es el modelo económico del socialismo del siglo XXI, aunado a la visión sectaria y superada de sus colaboradores inmediatos, que no están a la altura de los retos de la Venezuela de hoy, los que están conduciendo al país hacia un verdadero tsunami económico. Actúe rápido y con inteligencia o usted será la primera víctima.