Adán
Solo y sobre una fría camilla metálica de la morgue del Hospital General del Sur yacía el cuerpo de Adán José Martínez Gallo (25), alias el “Adán”, quien durante la madrugada de ayer recibió múltiples disparos cuando se encontraba tomando. Fuera del lugar nadie lo lloró, pero sí hubo quien lo reconoció por su terrible fama dentro de la parroquia Cristo de Aranza.
El occiso era un sujeto fornido, alto y de tez blanca. Tenía una herida de bala en la parte derecha de la cabeza, otra en el hombro derecho, exactamente por encima de un tatuaje mal dibujado, de caligrafía cursiva en el que se leía el nombre “Adrián” y una más en la clavícula derecha. Ingresó muerto a la emergencia.
La Policía científica considera que se trató de una venganza. La hipótesis no es descabellada si se toman en cuenta las razones por las cuales era conocido. Además el Tribunal Supremo de Justicia tiene actas en las cuales su nombre aparece involucrado en el homicidio de una pareja de ancianos en el 2007. Lo sentenciaron a ocho años y tres meses de prisión por el delito de homicidio calificado por motivos fútiles e innobles e incendio en la ejecución de robo.
Sobre el asfalto
Los vecinos de la calle 110A del sector Barrio Nuevo, parroquia Cristo de Aranza, explicaron que a las 2.30 de la mañana un Aveo gris de cinco puertas se acercó desde la avenida 19B. El vehículo hizo su entrada a baja velocidad, en sentido sur-norte, hasta la esquina del antiguo abasto Colón, hoy es un depósito de licores, y sorprendió a Martínez quien estaba tomando en la vía pública con unos amigos.
La víctima intentó huir y corrió media cuadra, mientras el copiloto del carro disparaba en repetidas ocasiones. “Se escucharon tres ráfagas y el chamo corrió por la calle. A la altura del depósito lo mataron”, dijo un testigo. Cuando Martínez cayó, sus asesinos huyeron por el corredor vial Los Robles. Al parecer, quienes vieron el crimen trasladaron al hombre en un carro particular al centro asistencial.
Trascendió que el homicidio presuntamente quedó grabado por las cámaras de seguridad del local. El occiso residía en las inmediaciones de los depósitos de una reconocida cervecera del sector Los Haticos. Al parecer vivía con su mujer y una niña.