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Guyana no está sola en sus pretensiones. Para cualquier persona sin mayores conocimientos de geopolítica ni relaciones exteriores resulta evidente que detrás del pequeño país hay intereses más grandes, inclusive aliados inconfesos que encuentran una causa común aprovechando los descuidos del Gobierno venezolano. Estados Unidos, Cuba, y China coinciden con sus intereses en la disputa que tiene lugar en el Atlántico caribeño.
La frase “sigue el dinero” cobra pleno sentido en este contexto. Por el lado de los EEUU es más que conocido su interés en el crudo, aunque ya se han anunciado políticas de autosostenibilidad energética, y el país norteño ha ido actuando en consecuencia, está claro que hay intereses corporativos que necesitan continuar en el negocio del petróleo a nivel mundial. Es importante tomar en cuenta las etapas de desarrollo económico distinto en la que se encuentra cada una de estas potencias económicas, mientras la primera busca entrar a la era de la innovación, la segunda necesita consolidar durante los próximos años su política centrada en la manufactura.
¿Qué papel juega Venezuela en todo este mapa geopolítico? Aunque parece un actor despistado, consumido por los desvaríos ideológicos, el Gobierno sabe que su sobrevivencia pasa por volver a producir petróleo en grandes cantidades. Los chinos y los rusos al parecer han resultado menos efectivos para esta tarea que los norteamericanos y europeos, quienes con más años de experiencia conocen esta industria mejor que nadie. El precio de esto es la gran incógnita, ciertamente las grandes empresas petroleras no vienen a hacer un favor, vienen a hacer negocios, y para ello seguramente exigirán algunas garantías. ¿Cuáles son estas garantías? Ahí está la incógnita.
Más allá de todas las dudas que se puedan presentar, lo cierto es que Venezuela es parte de un juego geopolítico internacional más grande que sus pequeñas ligas internas. Habrá que esperar como se desarrolla el juego, con Estados Unidos tratando de recuperar un terreno perdido, mientras China estrecha lazos con Rusia y aprovecha la posición ganada en la región durante los últimos años. En lo que no debe estar enfocado el razonamiento de quienes intervienen en la arena política nacional es que el futuro de Venezuela ya no está solo atado a los EEUU sino también a China. En tanto se asuma esta realidad, y se definan estrategias acordes a ésta, seguramente podrán surgir nuevas oportunidades con la economía asiática.