Alrededor
Las aguas negras desbordadas en la calle 1, del sector El Solito, en Cabimas, son el dolor de cabeza de más de 30 familias, quienes desde hace 40 años, sufren las consecuencias de los malos gobernantes que ha tenido el municipio.
Carmen de Galicia, vecina afectada, afirma que frente a su casa, la carretera parece una piscina de la cantidad de aguas residuales que hay y ningún organismo del Estado se preocupa por solucionar el problema. Las familias están cansadas de denunciar en la Alcaldía, pero no toman acciones contundentes. “Solo vienen a achicar el agua a veces y cuando llueve, de resto no existimos”.
La última vez que llegó una cuadrilla a trabajar fue hace dos semanas, pero en vez de solucionar empeoraron el escenario, las tapas de concreto del drenaje las partieron. Un vecino del sector es quien tiene la tarea cada mañana de agregar creolina para intentar minimizar el olor de gases fecales.
“Es difícil vivir así y tener que acostumbrarse a respirar olores que van en contra de la salud pública, ya aquí el que sufre alguna infección respiratoria sabe el por qué, lo único que nos queda es quejarnos entre nosotros mismos”.
Lamentó que los representantes del consejo comunal no trabajen por mejorar la calidad de vida de los afectados, quienes obligados deben pisar todos los días las aguas negras para llegar a sus casas.
Para Roberto López, otro de los afectados, mantener puertas y ventanas cerradas a diario no es suficiente para minimizar el olor con el que él, su esposa y dos hijos deben lidiar sobre todo en las noches. “Le pedimos al alcalde que venga y que nos diga si es sano vivir rodeado de tanta contaminación.
“Es difícil vivir así y tener que acostumbrarse a respirar olores que van en contra de la salud pública, ya aquí el que sufre alguna infección respiratoria sabe el por qué”. Carmen de Galicia, vecina afectada
30 familias sufren las consecuencias de vivir rodeados de aguas residuales.