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En un año electoral, como este, el porcentaje del déficit fiscal, lejos de frenarse, probablemente se disparará. Según economistas, la cifra podría alcanzar para el cierre de año entre 18 y 20 por ciento, un número cinco veces mayor al que tendría una economía sana. La poca probabilidad de frenar el gasto público y la caída de los precios del petróleo son factores que alimentan el déficit presupuestario. Los analistas critican que hasta el momento el Gobierno no haya planteado una reducción del gasto público.
La emisión de dinero inorgánico eleva los crecientes índices de inflación, así lo afirma Neuro Villalobos, presidente de la Academia de las Ciencias Económicas del estado Zulia. En una economía sana, precisa, el déficit fiscal puede llegar a tres o cuatro por ciento. Indica que en el caso de Venezuela se traspasó la cifra al menos cuatro veces, al llegar a 17 por ciento para el cierre de 2014.
Para el economista, existen cuatro escenarios posibles en los que el déficit fiscal se puede reducir: “O aumenta los ingresos, o reduce los gastos, o se endeuda. O por otro lado, como está haciendo el Gobierno; se utiliza la maquinita de hacer dinero para pagar sin ningún respaldo, lo que se llama dinero inorgánico”.
La falta de cifras por parte del BCV suscita a que los analistas se valgan de sus propios medios para estudiar la dimensión de estos índices, por lo que Villalobos calcula que el déficit fiscal cerraría entre 18 y 20 por ciento este año.
Considera que disminuir el gasto público representaría una medida “impopular” que el Estado no puede permitirse en un año electoral: “Mi presunción es que el Gobierno no va a reducir los gastos porque va a decir que los gastos sociales son necesarios”.
Los ingresos por venta de crudo, que representa 96 por ciento de las exportaciones del Estado, también se ven comprometidos con la naciente participación de Irán en el mercado petrolero. “Al haber más petróleo en oferta, la demanda posiblemente se mantenga o se contraiga. Lo más probable es que el precio del petróleo siga descendiendo. Entonces, por ahí no hay posibilidades de financiamiento del gasto”.
Hasta el cuello
Ni siquiera el endeudamiento es una opción viable para costear el déficit presupuestario. El analista explica que dada la calificación que tiene Venezuela de riesgo país, le impide emitir documentos y bonos con la posibilidad de pagar menos de 20 por ciento de interés. Otros países con economías más estables llegan a pagar entre tres y cuatro por ciento de interés.
Sostiene que el Estado se ve obligado a financiar el gasto con medidas que tomaría una “familia cuando está arruinada, que vende las prendas”. Expone que el Gobierno vende los activos, como las refinerías en el exterior, empeña el oro y emite billetes sin respaldo en la producción de bienes y servicios.