El pueblo exige seguridad

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, teníamos 19 muertos por año por cada 100 mil habitantes. Pero el balance ha sido sumamente negativo

Venezuela está sumida en graves y diversos problemas que configuran una crisis de complicadas dimensiones. Uno de los más desesperantes que compite con el del desabastecimiento, es el problema de la inseguridad de las personas y sus bienes. Nadie en este país se siente seguro. 

Una de las razones por las cuales la mayoría del pueblo venezolano optó por apoyar a quienes han gobernado desde hace casi 17 años, fue la promesa de acabar con el hampa y devolverle la seguridad a todos. En ese momento, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, teníamos 19 muertos por año por cada 100 mil habitantes. Pero el balance ha sido sumamente negativo. Números de 2014 del Observatorio Venezolano de Violencia estiman en 79 las muertes por cada 100 mil habitantes en manos de la violencia. 

Ante el incremento de los índices delictivos, lo que ha hecho el Gobierno es anunciar planes que se han convertido en un fracaso. Ya llegan a 22, sin que puedan verse resultados favorables. El último de ellos, la Operación Liberación y Protección del Pueblo (OLP), se ha convertido en una manipulación que abusa de la desesperación de la gente ante la inseguridad. Es un plan efectista que irrumpe en sectores muy populares de nuestras ciudades y acaba con la vida de muchos -culpables e inocentes-, lo que constituye una flagrante violación de los derechos humanos, aplaudida por esa mayoría desesperada que no sabe que en esas acciones no hay solución alguna. 

Venezuela tiene que cambiar en materia de seguridad. Quienes aspiramos llegar a la Asamblea Nacional, tenemos la obligación de cumplir dos funciones básicas del Parlamento en este sentido. Debemos revisar todas las leyes vinculadas a la seguridad ciudadana para mejorarlas y, a través de ellas, disminuir la impunidad que hace que de cada 100 muertos, sólo haya ocho detenidos en nuestro país. Debemos, además, ejercer nuestra función de control para hacer un seguimiento a los organismos de seguridad, al Poder Judicial y al Poder Ciudadano, para que actúen con diligencia, sin corrupción, y disminuyan los errores, retardos y omisiones en el ejercicio de sus funciones. Y lo más importante, debemos promover programas de prevención centrados en el estudio, el trabajo, la cultura, el deporte, la recreación, la productividad, herramientas básicas para que todos tengamos oportunidades y podamos disfrutar de una Venezuela mucho mejor; de justicia, progreso y bienestar, una Venezuela segura.

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