“No pasarán”

Si los otros no pasarán, es porque ellos piensan mantenerse en el poder a como dé lugar, lo que de por sí es antidemocrático en su esencia

La consigna internacional de los regímenes y agrupaciones políticas de la izquierda de tendencia revolucionaria marxista-leninista, es el: ¡No pasarán!. La otra lo es “Patria, Socialismo o Muerte” de viejo cuñoestalinista de la exUnión Soviética, un siniestro decreto que le ha traído a todos los que lo pronunciaron desgracia personal, enfermedades y muerte.

“El no pasarán” es una evidencia incontrastable de la carencia absoluta de democracia en los regímenes que enarbolan tal slogan. Si los otros no pasarán, es porque ellos piensan mantenerse en el poder a como dé lugar, lo que de por sí es antidemocrático en su esencia. Si los otros no tienen derecho a pasar, quiere decir que ellos, los que detentan la ideología comunista y el poder perpetuo, no creen en la democracia como sistema. Aún más, no solo desprecian al sistema democrático sino que, son cínicos y grandes hipócritas mentirosos: Les están diciendo a sus seguidores y sostenedores militares y civiles cómplices, que se van a perpetuar en el poder, puesto que lo suyo --lo que les dicta el librito del comunismo--, es mantenerse mandando ad-aeternum, a como dé lugar, cueste lo que cueste y por encima de toda regla democrática, Valores y Derechos Humanos fundamentales, aquellos que la humanidad conquistó en 1948 después de tantos milenios de luchas fratricidas guerras inhumanas y el derramamiento de ríos de sangre e incontable dolor, salvajismo, y falta de compasión.

El “No pasarán” pretende arropar las palabras: totalitarismo, dictadura, tiranía y sometimiento de los pueblos por parte de viejos y modernos caudillos, con el ropaje democrático. Los otros no pasarán porque ellos no saldrán nunca del poder; no piensan abandonarlo, ni aún perdiendo futuras elecciones o plebiscitos. Al fin y al cabo, --y este es su lema-- cuando la izquierda marxista alcanza el poder es para no soltarlo jamás, al menos electoralmente o democráticamente, hablando. La historia registró en sus páginas el horror incomparable de la Primera y Segunda Guerra Mundial, que devastó a Europa entera, produciendo en ambas conflagraciones, alrededor de entre 80 a 90 millones de muertos.

En América Latina, los hermanos Fidel y Raúl Castro enarbolan la bandera de las revoluciones nefastas que brotan de las cabezas calientes del continente que tanta ruina, pobreza y miseria les ha traído a los pueblos a cuenta de una redención engañosa. Todos ellos enarbolan --Maduro y Cabello incluidos-- la roja bandera del “No Pasarán!”.

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