
Reconoce
De algunos de estos protagonistas y también de cocineros, versa el libro Grandes maestros de la historia de la gastronomía (editorial Almuzara), un volumen en el que la historiadora y especialista en nutrición, Almudena Villegas, recorre las biografías de personalidades que han destacado a lo largo de los siglos por sus aportaciones a este ámbito. Reconoce que se han quedado fuera otros "pensadores de la gastronomía", pero los 17 elegidos reúnen méritos para estar en esas páginas, aunque a primera vista puedan sorprender algunos de ellos.
Es el caso de Moisés, el patriarca del pueblo judío, que creó la normativa alimentaria por la que, desde entonces, se rigen millones de hebreos. Por ejemplo la prohibición de mezclar carne con leche o de comer peces sin aletas ni escamas. Otro personaje a tener en cuenta en este ámbito es Buda, a quien sus seguidores deben la alimentación vegetariana, que creó como forma de purificación para alcanzar el Nirvana.
También tiene su espacio Hipócrates de Cos, el griego conocido por crear la medicina científica, pero también el concepto de la alimentación saludable combinada con ejercicio físico. El tercer presidente de Estados Unidos y principal autor de la Declaración de Independencia, Thomas Jefferson, fue quien introdujo en ese país el viñedo, así como semillas de frutas y verduras, después de viajar por Francia.
Fusión transcontinental
Quien no cocinó en su vida pero propició el encuentro que revolucionó la gastronomía del Nuevo y el Viejo continente fue Moctezuma, el rey de los aztecas, a la llegada de los españoles. Según los testimonios de los conquistadores, le gustaba comer bien y con refinamiento y así lo demostró en los banquetes que ofreció a Hernán Cortés y sus hombres.
Gracias a ello, los españoles aprendieron qué era el maíz y decenas de formas de cocinarlo, y que el cacao era una bebida de los dioses. En cambio, Moctezuma rehusó probar los alimentos traídos desde España, poco apetitosos y pensados para perdurar en la larga travesía, como cerdo seco, cecina y unas duras y secas galletas.
Cocineros de renombre
Pero una historia de la gastronomía no podría considerarse completa sin dos de sus grandes cocineros: Marie-Antoine Carême (1748-1833) y Georges Auguste Escoffier (1846-1935). Al primero se le considera el padre de la alta cocina francesa y fue reconocido como el mejor del mundo en su época, con sus complejas y refinadas elaboraciones y su concepción de la mesa como un auténtico escenario, sobre el que disponía sus "piezas montadas", obras arquitectónicas comestibles que reproducían palacios y catedrales.
Escoffier (1846-1935) estructuró la cocina moderna, trabajó en los mejores restaurantes de París y Londres y, con César Ritz, creó la cadena de hoteles Ritz-Carlton y ejerció con ahínco como embajador de la cocina y los productos de Francia. El autor de Guía Culinaria democratizó la alta cocina introduciendo la carta frente a los menús cerrados e ideó platos, como el famoso melocotón melba, que aún hoy se sirve en restaurantes.
La que faltaba
En el libro se habla hasta Julia Child, escritora y presentadora de televisión estadounidense formada en Le Cordon Bleu de París, quien escribió el libro Mastering the Art of French Cooking.