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Este Gobierno se ha convertido en el más predecible e irresponsable de todos. Contumaz y despreocupado por la dramática situación que vivimos. Su único objetivo sigue siendo el poder por el poder. Ya en 2013, en las cercanías a la elección de alcaldes y concejales, intervino una empresa de electrodomésticos para venderlos a precio de gallina flaca. Ese hecho, conocido como “El Dakazo”, logró engañar a muchos venezolanos desesperados. Todo lo que hacen los deja en evidencia y va orientado a disminuir la ventaja que tiene la unidad democrática.
Hoy la actuación del Gobierno llega a niveles de desesperación y consternación. Que le exijan a una docena de magistrados del TSJ que se jubilen para designar a sus sustitutos en las postrimerías de esta gestión legislativa, no sólo refleja su poco talante democrático, sino la amarga convicción de que van a perder la mayoría parlamentaria. La solicitud de enjuiciamiento al presidente de Empresas Polar por una conversación en la que opina sobre la crisis económica, además de una violación constitucional, es otra actitud desesperada. El mismo aumento salarial anunciado recientemente busca hacer creer que se protege al ciudadano, cuando la verdad es que la espiral inflacionaria que se genera al tomar esta medida aislada, nos llevará a récords negativos jamás vistos. Son acciones de un gobierno que tiene instituciones, recursos, poder, pero que perdió el apoyo popular. Todo esto se une a la declaratoria de estado de excepción, al cierre de fronteras y a tantos desmanes de una gestión que se acerca a los 17 años.
Ahora esta gente irresponsable prepara su nuevo Dakazo. De acuerdo a la información que dispone la Unidad Democrática, el régimen está acumulando en puertos y almacenes del país numerosas toneladas de alimentos para sacarlas a la calle días antes de las elecciones y dar la sensación de haber vencido su inventada y perversa estrategia: la guerra económica. Siguen sin asumir su responsabilidad, buscan culpables dentro y fuera de Venezuela, utilizan los recursos que debieron servir para impulsar la producción nacional, para financiar con las importaciones a trabajadores y empresarios extranjeros. Lo malo de esta ecuación es que no terminan de darse cuenta de que este pueblo que ha sufrido y vivido las colas todos estos meses, no les va a perdonar la manipulación que intentan hacerle. Ya este pueblo cambió. Y se los va a demostrar el 6-D.