Rosales a un mes preso, “se lo está jugando todo”

"Él se lo está jugando todo en las próximas elecciones del 6 de diciembre. El cambio es impostergable", dijo Carlos Rosales. A un mes de su encarcelamiento, el hijo del exgobernador denuncia que la salud de su padre está en riesgo en el Helicoide

Carlos Rosales temía que a su papá la cárcel pudiera afectarlo anímicamente. Estaba preocupado porque Manuel Rosales es un hombre “sumamente hiperactivo" y que "le gusta estar en constante actividad". Pero a un mes de su encarcelamiento en el Helicoide, puede decir hoy que su padre "está muy fuerte, muy entusiasta, muy seguro y convencido de que hizo lo correcto en el momento adecuado”.

Pese al encierro, el exgobernador del Zulia es el bastón de la familia Rosales Trejo. "Cada vez que vamos nos alienta, siempre lo vemos con buen semblante, bien vestido, presentable. Es un roble, nunca se pone cabizbajo. Apenas uno entra en la celda, lo ve con ese entusiasmo, con esa alegría, con esa convicción y uno se llena de energía. Él nos trasmite su seguridad para seguir adelante, para no desfallecer".

Pero a pesar del buen ánimo, cárcel es cárcel. Y Manuel Rosales es un preso sin privilegios, que duerme en una celda oscura y en una colchoneta tirada en el piso. "Hoy que se cumple un mes de su reclusión, tenemos que denunciar que mi papá tiene 25 días que no ve el sol ni toma aire fresco. Para quienes no lo saben, el Sebin es un sitio muy desagradable, donde hay mucha humedad. De hecho, nos recomendaron que tomara leche todos los días porque se podía intoxicar. Tiene dos cámaras dentro de su celda, lo graban en todo momento y lo tienen incomunicado”, relató Carlos Rosales, uno de los tres hijos del dirigente que el pasado 15 de octubre viajó en el avión de Laser que lo trajo a Venezuela después de más de seis años en el exilio.

Trago amargo

“Nos preparamos para todos los escenarios y estábamos conscientes de que el más probable era este. A pesar de tener las pruebas, a pesar de desenmascarar la confabulación que se montó en contra de mi papá, siempre previmos que esto podía suceder y de hecho lo conversamos en múltiples ocasiones”, explicó el hijo del líder zuliano, a quien no le sorprendió que Jesús Pérez Farías, juez 19 de Control, suspendiera el pasado jueves la audiencia preliminar de su padre.

Reconoce que el encarcelamiento del jefe de la casa ha sido "difícil", "muy duro". Las sensaciones son, por momentos, de rabia, de tristeza. “La primera vez que entré a la celda me impactó mucho. Verlo en encerrado, en unas condiciones precarias, te impacta. Creo que a todos los hijos nos ha pasado lo mismo la primera vez. Mi hermano menor, Manuel Andrés, al principio estaba muy renuente, decía que no era lógico exponerse ante unos tipos que pueden hacer cualquier cosa. Pero ya lo ha asimilado, de hecho, a él no le gusta la política, pero está apoyando, caminando en las comunidades, muy activo por las redes. A mi hermana menor, de nueve años, uno le trata de explicar, pero es difícil manejar esos temas con una niña".

La visita para los familiares de Manuel Rosales es dos veces a la semana. Unas las utilizan para trabajar aspectos políticos, otras para compartir. Solo pueden entrar cinco personas a la vez. "Él se lo está jugando todo en las próximas elecciones del 6 de diciembre. Está  convencido de que el cambio es impostergable y por eso puso el pecho, dio un paso al frente y enfrentó al Gobierno para aportar su granito de arena".

En campaña

Manuel Rosales confía más en el pueblo que en la justicia venezolana. Así que mandó a sus hijos a recorrer los circuitos del Zulia y llevar su mensaje, en especial, a los Circuitos 4 y 8 de Maracaibo, dos circunscripciones claves para la oposición del estado. "Estamos caminando junto a los candidatos, haciendo asambleas, en fin, ayudando como todo el mundo debe hacer si quiere que el país cambie".

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