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Eran las 11.00 de la mañana cuando el camión blindado llegó a una entidad bancaria de Maracaibo. Los pensionados se habían formado en una cola para cobrar su mensualidad desde primeras horas, pero como también había sucedido el día anterior, los empleados del banco les explicaron que no contaban con efectivo para efectuar los pagos.
Las colas sobresalían de los bancos y se mantenían estáticas. Algunos en sillas que alquilan por 20 bolívares, otros sin tanta suerte, de pie. Pero, ninguno tenía la certidumbre de que luego de esas horas en el calor marabino cumplirían su propósito. Atendieron primero a quienes hicieron la cola el día anterior sin éxito y les entregaron pacas con billetes de dos y cinco bolívares.
José Villalobos solía ser profesor hasta que llegó su jubilación. Ahora tiene que trasladarse desde El Moján hasta las oficinas de otro banco ubicado en Bella Vista para cobrar su pensión. “Esta es la tercera vez que vengo en una semana, porque la primera se acabó el dinero, después volví y había una cola como de 300 personas y me fui”.
Entre el pago de las misiones, las pensiones de todos los ministerios y la poca cantidad de cajeros, se mantienen abarrotados los bancos del estado. Los que no manejan este tipo de movimientos mantienen su concurrencia común. “Ahorita vengo, estoy un ratico y si no puedo cobrar me voy, y me va a tocar pagar y eso no se justifica. Es algo que es mío, pero gasto pasajes y la cola es demasiado larga” afirmó Carmen Alaña, exempleada del Ministerio de Educación.