Probablemente
Escribir, y más aún ser leído por otros, es un ejercicio de compromiso con lo que se piensa. Poco importan las conversaciones de café, si lo que se dice un día al otro puede cambiar según las circunstancias. Cuando se escribe se deja constancia indeleble de lo que se creía en un momento preciso. Las circunstancias han colocado estas líneas en un juego histórico interesante, son escritas poco menos de 48 horas antes del inicio de la jornada electoral del 6-D, pero pudieran ser leídas después de conocidos sus resultados, y frente a esta posibilidad de un antes o un después de tan esperada fecha, la única pregunta que se puede hacer es: ¿realmente importan los resultados?
Sobre la misma interrogante, ¿realmente importan los resultados?, después del 6-D, la respuesta ya no es tan obvia. Para quien resulte ganador la importancia será un sí absoluto, para quien resulte perdedor la respuesta será un no y pasar la página. Es ahí cuando la institucionalidad será golpeada de nuevo, en ese preciso momento en el que el marco institucional se reconoce o no según la conveniencia. El resultado será una sociedad aún más fragmentada, no por ella sino por quienes dicen representarla, a quienes el conflicto les conviene, y más aun solo pretenden el poder por el poder mismo, y no como un medio para gobernar y hacer el bien.
Pero como en política nada es absoluto, y menos cuando se trata de enfrentar una derrota, lo más probable es que el 6-D nadie pierda. Lo más obvio es que la frase vacía de “ganó la democracia” seguramente será repetida hasta el hastío, luego vendrán los expertos en presentar datos estadísticos, quienes harán lo suyo para presentar los resultados según convenga. Finalmente, llegarán los analistas, quienes torcerán lo ocurrido hasta llevar el cauce hacia sus preferencias, bien por compromiso o bien para validar sus opiniones previas. En todo caso, el diálogo entre quienes no quieren escuchar al otro continuará.
Lo anterior no significa que todo vaya a ser igual después del 6-D, sin duda es un evento importante y sus resultados son un termómetro interesante, aunque no necesariamente preciso. Probablemente lo más relevante ocurra fuera de la mirada del ciudadano común, cuando la nueva correlación de fuerzas empieza a tejer y destejer alianzas entre MUD y oficialismo y, más probable aún, a lo interno de cada una de estas fuerzas, particularmente en el último de estos, pues si bien el 6-D no es un plebiscito para el Gobierno como tal, si puede ser un punto de quiebre para sus liderazgos a lo interno.