
La
Multitudinaria, así estuvo la Aurora de la Chinita, el último encuentro de los feligreses con su China amada. Las lágrimas, el fervor y la emoción brotaron de los devotos que acompañaron a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá durante su tradicional procesión de la aurora antes de retornar a su templo.
La eucaristía que comenzó a las 11.00 de la noche y que estuvo presidida por el párroco Eleuterio Cuevas, dio paso a la procesión más íntima, pero no por ello la menos concurrida, de la patrona de los zulianos. El ritmo pascuero de Los Colosales de Ricardo Cepeda acompañó a la patrona zuliana con una serenata gaitera a la medianoche durante su último paseo.
Cánticos y alabanzas de agradecimiento se extendieron a lo largo de la peregrinación. La Sagrada Dama del Saladillo recorrió en hombros de los Servidores de María la avenida 13 (Los Andes), calle 95 (Venezuela), 16 (Socorro), avenida 15 (Ricaurte) hasta regresar a la Basílica Nuestra Señora de Rosario de Chiquinquirá y San Juan de Dios.
La China lució un manto donado por la familia González y la señora Míriam Rodríguez; mientras que su trono fue adornado con rosas rojas, flores azules y amarillas.
Al son de las gaitas del grupo Barrio Obrero de Cabimas, esperaron hasta que los primeros rayos de sol comenzaron a aparecer en el firmamento. Los feligreses acompañaron a los gaiteros en las interpretaciones para exaltar a la Reina Morena.
Sin protocolo, solo con la fe que mueve montaña, los fieles permanecieron de pie mientras su patrona regresaba a su nicho. Edda Bracho, devota de la Virgen, comentó que asiste todos los años, su fe es superior al cansancio, después de recorrer durante horas la caminata de la Virgen, aún está de pie para esperar a que La Chinita ingrese a la Basílica.
“Vengo todos los años, hoy llegué a las 2.00 de la madrugada y la acompañé en todo el recorrido, tengo muchos favores que agradecerle, por eso estoy aquí siempre”, comentó.
Hasta el próximo año
A las 6.45 de la mañana y en medio de aplausos y gaitas comenzó el ingreso de la Virgen al templo, lo hizo acompañada como siempre, en brazos de los Servidores de María.
Al finalizar la eucaristía de las 7.00 de la mañana, el padre Enyerber Jackson, invitó a los fieles a la ceremonia de ascenso al altar que se realizó a las 6.00 de la tarde. En ella los creyentes se despidieron de su patrona hasta las fiestas patronales del próximo año.
Luzmarina Pérez, devota. “Vengo a la fiestas patronales desde que tengo 12 años y es una emoción que da venir cada año a agradecer por todos los favores concedidos”.
Ana Rosales, devota. “Vengo a despedirme de La Chinita por otro año de fe y amor, hasta el próximo año que estaré aquí con ella, llenándome de su amor”.