Conocer
La palabra por es una de las preposiciones latinas que se conservan en el español. Proviene del latín pro. Influida por pre, sufrió la metátesis de la r: pro- por. Es germen, asimismo, de la preposición para, pues en los orígenes del español se dijo por a, luego pora y, por último, para.
Respecto a la preposición por, dice la Real Academia Española: “sería también prolijo el explicar todos los usos que tiene esta preposición, una de las que más se emplean en nuestra lengua” (Gramática).
En primer término introduce el sujeto agente de la construcción pasiva. Si en la construcción activa decimos: El ingeniero construyó esta casa, oración en la cual el sujeto agente es El ingeniero, al pasarla a pasiva, diremos: Esta casa fue construida por el ingeniero; Mi hijo leyó este libro hace mucho tiempo, en construcción pasiva decimos: Este libro fue leído por mi hijo hace mucho tiempo.
Puede referirse espacio o a tiempo. En el plano espacial sirve para expresar el movimiento con referencia al lugar intermedio entre el punto de partida y el de llegada o al punto por donde se pasa: Para ir a Ciudad Ojeda pasamos por Santa Rita y Cabimas; Siempre pasa por el frente de mi casa.
Sirve para referirse al punto en el que ocurre algo de manera aproximada: Eso queda por los lados del liceo Baralt, Encontró por la calle al niño perdido.
O puede referirse al punto concreto en el que algo ocurre: Agarró al perro por el rabo, Paseaba con su novia por la Plaza Bolívar.
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Conocer con exactitud el uso de cada uno de los diferentes signos de puntuación es fundamental para una buena redacción. Nos referiremos hoy a la raya (-).
Ella es una marca de inciso o aclaración y de principio de intervención en un diálogo. Se emplea, especialmente, en los siguientes casos:
Para marcar el principio de lo que dice cada personaje en los diálogos: – Buenos días, señor Fulano. Perdone que lo moleste. / – Buenos días. No es molestia. Estoy a sus órdenes.
Para intercalar incisos o aclaraciones a modo de paréntesis: Sainz desea avivar el fuego extinguido de una selección que no gana medalla -la de bronce- desde el Europeo de 1991 en Roma.
Y para introducir, en los diálogos, alusiones y precisiones sobre quien habla: -No haya más, señor mío -replicó Sancho-; que yo confieso que he andado algo risueño, en demasía.