El pálpito

El muro de contención crepita y la avalancha a reventar está en las calles e ingentes colas. Allí la masa se da cita, y cada quien se desuniforma

La gravísima crisis que cualquier venezolano ve, siente y padece en carne propia, a lo largo y ancho del país, sin más, ejemplariza de manera preocupante, como se destruye la dignidad, se tortura, humilla y desacelera la operatividad de todas las familias que conforman al pueblo laborioso de Venezuela. Si Napoleón Bonaparte decía: "Los ejércitos caminan sobre sus estómagos", no menos podrá decirse de la existencia de los pueblos. El actual Gobierno "revolucionario" fracasó en logística y economía.

Las consecuencias de esas equivocaciones y desaciertos se sienten y van desde supermercados y tiendas carentes de productos de primera necesidad hasta los hogares de cada venezolano. El pueblo que padece racionamientos de agua y electricidad, falta de transporte, escasez, inflación, torturantes y multitudinarias colas, inseguridad, indefensión, resurgimiento de enfermedades, otrora disminuidas o erradicadas, aunado a la espeluznante crisis sanitaria y hospitalaria, en lo absoluto, no tiene vínculos con la felicidad. ¿Acaso, Simón Bolívar, ya para despedirse físicamente de la tierra que lo vio nacer y liberó, no testificó: “Mis últimos votos son por la felicidad de la patria”? Ahora es cuando que hay que invocar a la unión nacional para salir de la crisis, no sin dar soluciones convincentes cargadas de eficiencia y eficacia.  

Si el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición no abren los ojos, no escuchan de manera abierta y no perciben lo que está incubando la cruda crisis, esta los pudiera desaparecer del mapa político. El muro de contención crepita y la avalancha a reventar está en las calles e ingentes colas. Allí la masa se da cita, y cada quien se desuniforma, o como lo decía Elías Canetti: Todos quedan despojados de sus diferencias y se sienten como sus iguales y la gente se pregunta: ¿Hasta cuándo vamos a aguantar esta torturante humillación?; Este Gobierno corrupto nos ha puesto de rodillas; Nos torturan con colas, malos servicios, escasez, hambre e indefensión; Esto nos desgasta y nos enferma.; ¡Aquí tiene que suceder algo!. Y todo porque, como lo indica Canetti: La masa retenida vive con miras a su descarga. Justo allí, es cuando nos asalta ese pálpito que asusta y advierte: La masa está a punto de estallido. Ante la falta de diálogo, de soluciones y el presentimiento de lo inminente, preguntamos a oficialistas y oponentes: ¿Y después qué?

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