De
Más que a festividades, el Día Internacional de la Mujer nos convoca en torno al liderazgo femenino en tiempos de crisis y de continuo desgaste social. Si bien es cierto que la defensa de la mujer ha evolucionado notablemente en nuestro país, a través de instrumentos como la Ley de Igualdad de Oportunidades, no es menos evidente el descenso en su calidad de vida, con la terrible inflación, la escasez de alimentos y medicinas, las colas interminables integradas en su mayoría por mujeres que sin distingo político ni social se someten a continuas humillaciones que sepultan el derecho a la vida digna.
De nada valen las luchas reivindicativas si los gobernantes son incapaces de garantizar a la ciudadanía las condiciones mínimas de vida, salud y progreso.
Efemérides como el Día de la Mujer son ideales para acrecentar el liderazgo civil necesario para la recuperación del país y sus instituciones, sin el lastre de la discriminación política.
La universidad siempre se ha destacado por ser espacio firme para la formación de líderes. En sus aulas, la mujer zuliana ha construido fortalezas que consolidan su papel activo en la gerencia y dirección institucional y empresarial.
Entre aquella mujer de principios del siglo 20, gran ausente en las escuelas y universidades, existe un abismo con la de hoy que toma la iniciativa para educarse y asumir las riendas en campos que antes le estaban vedados.
El ejemplo más notable lo tenemos en nuestra universidad, con una participación femenina realmente asombrosa. Más del 60 % de la matrícula estudiantil está conformada por mujeres, inclusive en las carreras no tradicionales. Además muchas de ellas cumplen con la rutina compleja de ser madres, trabajadoras y estudiantes.
Hace 40 años sería inaudito pensar que 55 % de la matrícula de la Facultad de Ingeniería estuviera integrada por mujeres. O que el 80 % de los futuros profesionales de la Odontología corresponden al género femenino, disciplinas que eran de exclusivo dominio masculino.
Aún falta mucho camino por recorrer para la mujer venezolana. Hoy su principal reto es sumar dirección y esfuerzos en la construcción de una sociedad más tolerante y representativa. Su capacidad de liderazgo es esperanza para devolver el brillo a una Venezuela que se debate entre peligrosos retrocesos y que espera de sus hijos la suma de voluntades para salir adelante.