“Estoy viviendo un sueño”

Nu00e9stor "Che" Garcu00eda cada du00eda agranda su legado dentro del baloncesto venezolano con proezas que lo dejan en la historia. (Foto: Archivo)

El DT de la selección nacional de baloncesto y de Guaros de Lara, Néstor “Che” García, conversó con La Verdad acerca del momento especial que vive en Venezuela como entrenador

Venezuela se ha convertido en la casa de Néstor “Che” García. Llegó en 2001 para entrenar a Guaiqueríes de Margarita y cinco años después en 2006, al ganar la LPB con Trotamundos de Carabobo, inició un camino de éxitos que hasta ahora se estaciona en dos lauros históricos con la selección nacional de baloncesto, de la que tomó las riendas en 2013.

El argentino —nacido en Bahía Blanca, Buenos Aires, el 11 de enero de 1965— se mantiene pegado al éxito desde hace dos años, cuando guió a la Vinotinto a brillar en el Suramericano de Margarita (2014). Prácticamente con el mismo grupo, pese a las bajas expectativas del entorno, sorprendió a propios y extraños al conducir al combinado criollo a titularse en el Preolímpico de México (2015). El sábado, con García al timón, Guaros se convirtió en el primer conjunto de esta tierra en ganar la Liga de las Américas.

En conversación con La Verdad por casi media hora, confesó amar Venezuela. “Esta es mi casa”, dijo. Espera poder alargar su contrato para quedarse con los larenses y la selección pese a que cuenta con ofertas para dirigir en España. No se amilana por el grupo que le tocó a los nativos para los Juegos Olímpicos, con Estados Unidos, y promete abrir las puertas de la selección “para todos”, incluyendo al “jugadorazo” Greivis Vásquez.

– Comenzó con el Suramericano, después con el Preolímpico y siguió con Guaros en la Liga de las Américas. ¿Usted verdaderamente, como director técnico foráneo, asimila todo lo que ha hecho en pro del baloncesto venezolano? ¿Se da cuenta de cuánto lo quiere Venezuela?

– Sí, y es lo que más fuerza me da a mí, lo que este país me da como cariño. Por eso me estreso, porque quiero hacer lo que pueda por este país. Es impresionante, yo no tengo palabras para agradecer todo esto.

– Por todo lo que ha hecho, quizás Venezuela próximamente le pida los papeles suyos a Argentina para adoptarlo como hijo. Ciertamente este país lo quiere mucho, pero ¿qué tanto quiere usted a Venezuela?

– El cariño es enorme. Esta es mi casa. Yo amo mi país con locura y también a Venezuela. Esta es mi casa. Yo amo este lugar, la verdad.

– ¿Cuál ha sido la clave para ganar tanto? ¿Tiene que ver meramente con el modo de juego del “Che” o también tiene que ver con las cosas que uno no ve desde afuera? ¿Por qué ha sido tan exitoso con y en Venezuela?

– Yo creo que esto es un éxito de Dios que yo disfruto. Es un compromiso, es una entrega de una camada de jugadores que me ha dado lo mejor. Es un respeto de cada institución en la que estuve, como la federación y Guaros, que han creído y me han apoyado en cada idea que yo he tenido. Hemos compartido esto codo a codo. Después también viene el apoyo que yo tengo de los periodistas y de la gente, son muchas cosas que se dan. Que yo sea el entrenador y se me vea a mí como la cara de algo, yo no creo que sea así, somos muchos los que estamos en esto. Un momento así, que no se da en cualquier país, es una bendición de Dios.

– Van el Suramericano, el Preolímpico y ahora la Liga de las Américas. Por estos dos últimos años, ¿se podría decir que está en la mejor época de su carrera como director técnico?

– Yo siento que estoy en el mejor momento personal y profesional de mi vida.

– De esos tres trofeos que ha logrado, ¿con cuál se queda?

– Me quedo con todos. Cada uno significó mucho en su momento. Primero, volver a ser el campeón suramericano, que en lo personal fue el bicampeonato porque en el 2012 me pasó algo reloco, porque ese año dirigí a Argentina contra Venezuela y gané el campeonato, pero en el 2014 fue al revés en la misma final. Segundo, el torneo de México es el logro más grande en la historia de aquí, realmente nadie pensaba eso; haberlo logrado fue un estallido en mi alma. Ahora, con Guaros, que somos un equipo nuevo dentro de la competición de la Liga de las Américas, salir campeón del continente… yo todavía no caigo. Lo único que te puedo decir es que esto es mucha presión, mucho trabajo, mucha responsabilidad y sacrificio. Estoy cansado, pero es tanta la alegría que anoche (lunes), cuando jugábamos (contra Bucaneros), los jugadores me decían: “¿te puedes sentar un rato?”. Es tanta la alegría que tengo adentro y la alegría que me dan acá que no paro.

– Prácticamente, por lo menos en estos dos últimos años, se ha tenido que acostumbrar a dirigir equipos que generan muy bajas expectativas. Quizás para el Suramericano la gente no esperaba mucho, menos para el Preolímpico, y para la Liga de las Américas los equipos venezolanos traían un historial no muy bueno. ¿Jugar con eso en contra es algo que le gusta?

– Lo que pasa es que yo, gracias a la influencia de mi país y principalmente de Julio Toro desde que soy joven, siempre quise hacer mi carrera internacional. Y el hecho de haber estado en siete países, de los cuales seis son de Latinoamérica, con cuatro selecciones me ha llevado a mí a conocer bastante esta parte del continente con derrotas y victorias. Siempre vi que el jugador venezolano se lo tenía que creer, tenía que saber que podíamos. Comparativamente, yo puedo hacer un análisis al haber estado en México jugando finales de América, con Uruguay, con todos los países… Yo veía un talento acá y lo que faltaba era hacérselos creer, hacerles saber que podían. Gracias a estos jugadores hoy estamos viviendo el momento que estamos viviendo, más allá del apoyo que nos han dado Guaros y la federación. Tengo un cuerpo técnico que es de primer nivel, créemelo, son muchas cosas… Pero principalmente, fue que los jugadores de este país se dieron cuenta de que estamos pa’ jugar palo a palo con cualquiera.

– ¿Qué más le queda por hacer? ¿Qué es aquello que le hace decir: ‘hasta que no haga esto, no podré morir feliz’?

– Yo soy muy exigente conmigo mismo (risas). No sé, hoy estoy feliz. Posiblemente, me queden cosas. Uno va construyendo dependiendo de lo que haga. No sé qué me va a aparecer a mí. Lo único que yo sé es que si soñé algo en mi carrera, era vivir este momento y ya lo estoy viviendo, Dios me lo dio. Por eso no sé qué puede venir. Lo que sé es que acá estoy muy bien y estamos hablando para ver cuánto tiempo me quedo. Y creo que si me quedo, me voy a quedar muchos años.

– ¿La primera vez que llegó a Venezuela imaginó que podría atravesar y vivir todo esto?

– Tanto no. Uno siempre sueña y uno cree en la ley de la atracción y se va moviendo por lo que uno quiere, pero también existe la realidad, ¿no? Existe la realidad y uno va viendo cómo se manejan todas esas cosas. Nunca me imaginé tanto. Por eso lo recalco, yo creo que es un éxito de Dios que me toca disfrutar a mí. Esa es la verdad.

– Alguna vez cuando ya no esté aquí, en Venezuela, ¿cómo quiere que se le recuerde?

– Como una persona que se siente de acá y que ama este país, que vino acá a ser parte de este mundo y de esta familia. Que se me vea como un hermano.

– Venezuela está viviendo un momento increíble en cuanto al baloncesto, pero ¿qué cree usted que falta para dar ese último paso?

– Yo siento que nosotros estamos en una etapa de transición para seguir creciendo. Se nos dieron resultados deportivos y pareciese mucho más grande, pero siento que tenemos mucho para crecer en cuanto a la mentalidad, al desarrollo físico, a la estructura. Me parece que hay mucho material para crecer. De verdad es tremendo el caudal que tiene este país, es tremendo, créemelo. Yo me vuelvo loco viendo todo lo que hay para hacer acá. Vamos bastante bien, pero creo que tenemos que seguir creciendo.

– ¿Cómo usted, después de ganar tanto, les dice a los muchachos: ‘hey, no se duerman, paren de celebrar, que hay que seguir construyendo éxitos’?

– Cuando uno prueba esto que vivimos, no quieres otra cosa. Uno muchas veces se tiene que levantar cuando las cosas salen mal, pero cuando tienes una energía tan positiva, uno tiene que seguir para arriba. Esto que estamos viviendo nosotros es significativo y ayuda más a seguir adelante. Como baloncesto de este país, nosotros tenemos que autodirigir mucho más porque el resto ahora nos ve de otra manera. Ahora hay que salir a defenderse más que nunca y para defenderse hay que estar preparado cada vez más.

– No solo se ha ganado el respeto de toda la selección, de Venezuela, de Guaros, sino que también se ha ganado mucho respeto de toda América. ¿Cómo toma eso y cómo le viene para el ego?

– Por supuesto que es lo mejor que le puede pasar a uno como entrenador, que es una profesión tan dura. Yo también respeto a todo el mundo. Gracias a Dios, tengo una familia, una mamá, unos hijos y unos amigos que trabajan conmigo y me ponen los pies sobre la tierra todo el tiempo, tanto cuando exagero como cuando me voy para abajo. Siempre me están ubicando. Esa gente atrás que es la que a mí me pone todo el tiempo a entender que esto hay que cuidarlo y lo tienes que cuidar con respeto y humildad, sino el golpe es muy grande. Yo ya lo sé, tengo 51 años. A mí me parece que el ego lo tenemos todos, pero una cosa es ser egoísta y otra cosa es tener un ego responsable. Y el ego responsable significa hacer mejor cada día lo que haces y ser el mejor en eso. Entonces, yo voy a tratar ahora de ser mejor. Esto a mí me ha hecho mejor y me ha cambiado muchas cosas en mi vida cotidiana. Yo tengo que dar un salto más en todo esto para seguir allá arriba, porque yo sé que no es eterno, pero vivir estas cosas es divino.

– ¿Cómo maneja la transición de ganar la Liga de las Américas y luego volver a la LPB a tratar de ganar con Guaros?

– Hoy por hoy, mi objetivo no es ganar la LPB. Mi objetivo es que, pese a la catarata de partidos que tenemos, mi equipo no sufra lesiones ni cansancio mental, sino nosotros no llegaremos al otro objetivo. Esto es paso a paso, ahora el paso es reacomodar todo este calendario que tenemos, que es salvaje, mantener la concentración y la parte física y mental sobre el cuerpo de trabajo para después saltar al otro paso. Nosotros siempre estamos reunidos con el cuerpo técnico viendo a quién descansamos más, a quién ponemos más, qué tratamiento le hacemos a tal, si hacemos lo otro… Nosotros queremos mantener la estructura y el primer paso es ese: manejar todo ese volumen de trabajo que tendremos ahora porque va a ser una sobrecarga por el hecho de haber suspendido muchos juegos por la Liga de las Américas.

– Después de todo éxito, ¿han surgido ofertas para ir a otro lado?

– Sí, estando aquí he tenido ofertas de España, pero yo estoy acá y seguiré acá hasta que termine mi contrato porque es mi compromiso y es lo que tengo que hacer por todo lo que tengo acá. Y ya estamos hablando para extenderlo. A mí me parece que las condiciones para seguir en la selección y en Guaros son muy buenas, de los dos lados tenemos muchos puntos en común. Me parece que hay una gran posibilidad de que yo siga acá.

– Incluso si termina su contrato y se mantienen esas ofertas de ir a España, ¿consideraría quedarse acá en Venezuela?

– Sí.

– ¿Hasta cuándo piensa estar al mando de la Vinotinto?

– Representar a un país es grandioso. Estar al frente de una selección es grandioso y esta idea no me la saca nadie de la cabeza. Por eso no pensaría en no dirigir la selección por ahora.

– ¿Cómo va a ser la preparación y cómo van a manejar la parte mental para los Juegos Olímpicos?

– Es una preparación extensa que antes de los Juegos Olímpicos hay como 70 días. La agenda es bastante extensa, nos están invitando de lugares importantes para jugar y eso es un halago. Hace dos años teníamos que pedir por favor que jugaran amistosos contra nosotros. Ahora nos están invitando las mejores selecciones del mundo.

– Muchos de los muchachos que regularmente convoca a la selección juegan para usted en Guaros. ¿Cuál es la ventaja de tenerlos a ellos durante tanto tiempo?

– Lo bueno es que conocen más cosas mías, pero en la selección tenemos roles diferentes. Pero ellos conocen más a la perfección lo que yo quiero. A la vez es una exigencia más grande porque yo también al verlos más, les puedo ver las cosas buenas y las cosas malas. No es tan fácil como la gente cree.

– Greivis quiere estar en los Juegos Olímpicos. ¿El hecho de quedar en un grupo complicado, en el que está Estados Unidos, aumenta el deseo de contar con Greivis?

– La selección no es mía, la selección es del país. Greivis es un jugador significativo, juega en el primer nivel del mundo. Es un jugadorazo, yo voy a citar a todo el que yo crea que deba estar. Las puertas de la selección están abiertas para todos, ojalá todos estén disponibles para tener lo mejor.

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