¡No más Patria!

Es innegable el efecto que la sequía ha causado en la represa del Guri, disminuyendo notablemente la capacidad de generación de esta central hidroeléctrica

La improvisada medida del Gobierno nacional de decretar la Semana Santa completa como no laborable, revela la gravedad de la crisis eléctrica que vive nuestro país, aunado a ello la terrible situación económica y como si fuera poco debemos sumar el colapso de los servicios públicos básicos.

Como es hábito de los mediocres, el oficialismo se concentra más en buscar culpables externos que en solucionar los problemas y han encontrado en el fenómeno climático “El Niño” la excusa perfecta para la falta de agua y electricidad.

Es innegable el efecto que la sequía ha causado en la represa del Guri, disminuyendo notablemente la capacidad de generación de esta central hidroeléctrica. Pero desde el año 2010 el Ejecutivo anunció una serie de inversiones para desarrollar la generación termoeléctrica, es decir; alimentada por derivados del petróleo. Este tipo de generación no guarda relación con las circunstancias climáticas.

La caída en la generación de electricidad no es achacable a la naturaleza, sino a la falta de mantenimiento de instalaciones y al retraso de proyectos para la generación termoeléctrica, esto a pesar de haberse gastado miles de millones de dólares por los que nadie se ha responsabilizado.

En el estado Zulia las plantas están produciendo menos del 40 % de su capacidad instalada, según denuncias de los trabajadores. En el caso de la planta de Bachaquero donde se gastaron tres mil millones de dólares, aun no está en funcionamiento, este es un claro ejemplo que apunta a responsables de carne y hueso en lo que respecta al colapso eléctrico nacional.

De igual manera, la escasez de agua se debe a la terrible gestión del Gobierno nacional y de las hidrológicas que gestiona. Los pozos de agua que prometió el Presidente, las plantas desalinizadoras, las desconexiones de las tomas ilegales y el mantenimiento de los embalses, son acciones que no se han concretado y en donde el famoso “Niño” no tiene ninguna incidencia.

El clamor popular por el cambio se refuerza con el colapso de los servicios públicos más elementales, Maduro nos ha devuelto a la edad media y los vestigios de modernidad que aun sobreviven corren peligro con su permanencia en el poder. Para recuperar la calidad de vida que merecemos los venezolanos debemos propiciar la salida constitucional de quienes han fracasado administrando al país. Llegará el momento para que respondan por los recursos dilapidados y allí no podrán culpar a “El Niño”.

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