Venezuela
Venezuela se encuentra a las puertas de un proceso hiperinflacionario. Esto significa que los precios de los bienes aumentan de forma vertiginosa. La primera definición de la hiperinflación fue la que expuso Phillip Cagan, quien la situó en 50 por ciento mensual. Venezuela en lo que va de 2016 registra inflaciones mensuales superiores al 11 por ciento con tendencia a subir. No se trata de la hiperinflación clásica donde las tasas de inflación pasaban de dos mil o cuatro mil anual, como sucedió en los años 80 en Argentina, Bolivia y Perú, sino más bien de una hiperinflación de otro tipo. El problema económico del mundo actualmente no es la inflación sino más bien el desempleo.
La inflación mundial ronda el 1,5 por ciento anual pero la tasa de desempleo no baja y en Europa por ejemplo, se ubica en promedio cerca del 13 por ciento, considerada muy alta. La teoría económica dio con la fórmula para bajar la inflación, sin embargo, no es fácil hacer que las economías crezcan y generen empleos. Venezuela con una tasa de inflación en 2016 que puede llegar a ser más de 150 veces superior a la inflación mundial, ciertamente está en la senda de una hiperinflación. Los procesos de alta inflación y su versión extrema de hiperinflación tienen algunas características típicas. En primer lugar, pueden generarse por un pronunciado déficit fiscal financiado con impresión de dinero por parte del banco central. En segundo lugar, debido a ese hecho, sucede algo aparentemente inexplicable y es que los precios suben a un ritmo mayor al que aumenta el dinero emitido por el Banco Central. Ello quiere decir, que la gente termina repudiando el dinero local y tiende a adquirir otros activos sustitutos del dinero tales como moneda extranjera o activos fijos, como casas o carros. En tercer lugar, una vez que los precios suben, la autoridad monetaria no le queda otra opción que validar esas alzas de precios con nuevas rondas de expansión de la cantidad de dinero. Eso creemos.