Maduro, Cabello… ¿cuál es el miedo?

No solamente Maduro está lleno de miedo, de pavor. También lo está Diosdado Cabello, llamado el número dos de lo que aun queda de revolución 

“Que no panda el cúnico”, diría el Chapulín Colorado. Apenas conocida lo que fue la infausta y amarga noticia de la concurrencia masiva de los venezolanos en una jornada cívica que superó con creces las 200 mil firmas que exigió el organismo electoral para la activación del revocatorio, Nicolás Maduro el Día Internacional del Trabajador, en cadena nacional, ante una pírrica y obligada asistencia de empleados públicos que pretendieron exacerbarla manipulando tomas de cámaras, para expresar cualquier tipo de dislates en su afán de desvirtuar el terremoto político de la oposición que hizo que se le removieran hasta las neuronas.

Este cronista, como siempre lo hace, se tomó la molestia de escuchar al presidente Maduro en eso que no sé si puede llamar un discurso o más bien una perorata sin sentido ni sindéresis, durante la cual anunció el gran aumento salarial de 110 bolívares diarios para el 80 por ciento de los trabajadores públicos y privados que ganan salario mínimo y no alcanza ni para comprar un huevo.

Inmediatamente comenzó el desespero: “¿Ustedes van a dejar que derroquen al gobierno de Nicolás Maduro?”, preguntaba de manera azorada. “Ese es el objetivo de la derecha”, se respondía.

Extrañamente afirmó que la oligarquía y el imperialismo “están desesperados”. Y quienes lo escuchaban pensaron que Maduro se había colocado frente a un espejo, aplicando el ya muy conocido recurso revolucionario de la proyección, un conocido  mecanismo de defensa.

El desesperado en realidad es el Presidente, que está consciente de la brutal y descomunal despedida del cargo, que le dará el pueblo venezolano el día cuando por fin el CNE, cansado de colocar barreras y alambradas le permita expresarse en un referendo revocatorio.

Pero no solamente Maduro está lleno de miedo, de pavor. También lo está Diosdado Cabello, llamado el número dos de lo que aun queda de revolución y quien se ha convertido en uno de los hombres más repudiados en el país.

Y uno se pregunta: si es verdad que no están “chorriados” ¿por qué no instruyen órdenes a sus aliados del CNE, para que fijen la convocatoria de un referendo revocatorio dentro de tres o cuatro meses, sin mayores requisitos, y así estarán cumpliendo con el legado de Hugo Chávez, quien afirmaba que cumplida la mitad del mandato, el Presidente tenía que ser auscultado por el pueblo y decidir en un referendo si lo ha hecho bien o no. “tres años es más que suficiente”.

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