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Este novísimo instrumento creado recientemente por el Gobierno, es una nueva forma de organización popular encargado, junto al Ministerio de Alimentación, de la distribución casa por casa de los productos regulados de primera necesidad. Asegura el primer mandatario, “vamos a una revolución del sistema distributivo, que es donde tenemos penetrado al capitalismo parasitario, “bachaquero”, especulador y criminal”. Se afirma que se intenta crear una matriz de opinión donde se quiere ver que los CLAP son para quitarle la comida al pueblo. Pero en realidad los CLAP van directamente a la raíz del problema, los “bachaqueros” y “bachaqueras”, que se colocan en las afuera de los establecimientos y no permiten que el pueblo pueda adquirir sus productos. La diferencia pueden ser muy marcadas: un paquete de harina de maíz pre cocida que cuesta 190 bolívares a un precio regulado (US $ 19 a tasa preferencial) a un precio regulado puede valer 2000 bolívares a precio bachaquero “(US $ 200)”. Para completar, por diversos medios han circulado informaciones según las cuales el Gobierno giro instrucciones para prohibir a ciertos establecimientos la venta de productos regulados, que ahora deberán ser distribuido exclusivamente por los CLAP. Estos CLAP están vinculados con otras organizaciones de base impulsadas por el Gobierno: los consejos comunales. Cada CLAP cuenta con representantes de los consejos comunales, además de la Unión Nacional de Mujeres y los llamados Frentes de Batalla Bolívar-Chávez. Los comités tienen como primera tarea levantar un censo de población de la localidad en el que se registra quien vive donde, con cuantas personas y cuáles son las necesidades. Cuando los beneficiarios seleccionados reciben los alimentos o bien informan a la comunidad y organizan una “jornada de distribución” en un lugar determinado o bien los llevan casa por casa. El formato es parecido pero no idéntico: los productos se colocan en bolsas, que se venden como “combos”. Eso creemos.