Eliminando líderes terroristas

Edwin Bakker es Director del Centro de Terrorismo y Contraterrorismo de la Universidad de Leiden. Para Bakker, la eliminación de líderes de grupos como los talibanes o Al Qaeda, no es sólamente un asunto de éxito en la guerra contra el terrorismo

En la película “Good Kill” (2015), se desarrolla la historia de un oficial de la Fuerza Aérea Estadounidense que desde Las Vegas, lucha contra terroristas talibanes, mediante el ataque con aviones no tripulados (drones). El oficial y su equipo, reciben órdenes de la CIA para eliminar líderes terroristas. El tipo de acciones que cuestionan preceptos morales, presentan la disyuntiva entre lo que debe ser permitido o no en un conflicto bélico. Pero por otra parte, deja a entrever si vale la pena eliminar a los líderes de ese tipo de organizaciones violentas, cuando las mismas parecieran no verse afectadas y continúan con sus actividades.

Edwin Bakker es Director del Centro de Terrorismo y Contraterrorismo de la Universidad de Leiden. Para Bakker, la eliminación de líderes de grupos como los talibanes o Al Qaeda, no es sólamente un asunto de éxito en la guerra contra el terrorismo. Deben analizarse los efectos colaterales que estarían representados por inocentes fallecidos y posibles efectos desestabilizadores, entre otros. 

Jenna Jordan es Ph.D. en Ciencias Políticas (Universidad de Chicago), cursó una Maestría en la Universidad de Stanford y es Licenciada en Relaciones Internacionales (Universidad de Mills). Es autora de un estudio publicado en el 2009,  titulado “When Heads Roll: Assessing the Effectiveness of Leadership Decapitation”, donde presenta los resultados de los análisis de numerosos casos de eliminación de líderes de grupos terroristas ocurridos entre 1945 y 2004. Entre sus conclusiones se encuentran que el éxito de estos métodos depende del tamaño, la antigüedad y el tipo de grupo. Cuando los grupos tienen poco tiempo de creados y son pequeños, el eliminar a sus líderes tiene efectos más desestabilizadores. Caso contrario ocurre en grupos antiguos y grandes. Los grupos de tendencia separatistas permanecían activos en un 90% de los casos, mientras que en los de inspiración religiosa las consecuencias eran más o menos resistentes a la pérdida del líder. Para Jordan, la eliminación de los líderes no sólo no es una medida eficaz en la lucha contra el terrorismo, sino que generaría efectos secundarios como por ejemplo represalias, incremento de acciones violentas y buscar una mayor exposición al público para captar nuevos adeptos.

Pero por otra parte, para Bryan C. Price el eliminar los líderes, es un método eficiente en la lucha contra el terrorismo. El Licenciado en Historia Price, es Director del Centro para el Combate al Terrorismo de West Point, cursó un Doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de Stanford y una Maestría en Relaciones Internacionales (Universidad de Santa María). En Mayo del 2012 publicó el estudio “Decapitación de líderes y el fin de los grupos terroristas”. Entre sus conclusiones se encuentra que para los grupos terroristas el significado y valor de sus líderes, está muy por encima que los líderes de cualquier otro tipo de organización. Por lo general, los grupos terroristas tienen líderes altamente carismáticos, respetados y reconocidos, lo que hace muy difícil su sucesión. Así mismo, concluye que los grupos que pierden a sus líderes, tienen un tiempo de vida más corto que aquellos que los conservan, esto, independientemente del tamaño del grupo. Los grupos terroristas religiosos son los más afectados cuando su líder es asesinado.

Ambos estudios tienen como factor común la necesidad de estudiar a fondo las características, entorno y diferencias de cada organización.

Por ahora, no hay una respuesta definitiva sobre la inequívoca efectividad o no en el combate al terrorismo, de la eliminación de sus líderes. Lo que sí es de total acuerdo por Estados y ciudadanos, es la necesidad de mantener el combate frontal al terrorismo en todas sus formas.

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