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“Intentaron forzar a las personas, a los funcionarios, a que les dijeran unas cosas que no eran posible, como por ejemplo, ¿quién tiene el dinero? ¿Qué pasó, por qué hicieron lo que hicieron?, sin conocimiento, porque nosotros no hicimos nada, simplemente le dimos salida del país a una persona, a Léster Toledo, que de paso yo no lo conocía realmente, y ninguna organización lo buscaba por ninguna razón, o sea que él podía viajar tranquilamente”.
Iniciamos nuestra reflexión de este semana con estas palabras expresadas en entrevista por Emiro Díaz Peña, director de la Unidad del Saime del aeropuerto La Chinita, de 74 años de edad, sometido a más de cuatro días de encarcelamiento en los calabozos del Sebin junto a otros seis funcionarios de esa institución. Según alguna autoridad del Gobierno nacional, estos ciudadanos habían incurrido en el delito de “traición a la patria” por no impedir mi salida del país, salida que se produjo el 11 de junio, cuando partimos rumbo a Miami a cumplir múltiples compromisos entre ellos el encuentro de las Américas del grupo Concordia en el Miami Dade College.
Tal como reconoce Díaz Peña, en su testimonio no existió nunca ni una sola alerta ni un mensaje ni un solo oficio que pudiera entenderse o interpretarse como una prohibición o limitación para viajar, por ende, al no existir indicios de un delito, mal se puede acusar a alguien de cometerlo.
Sometieron a siete ciudadanos a un calvario de días de interrogatorios, aislamiento, tortura psicológica para que rindieran testimonio a la fuerza de un presunto delito que les era ajeno. Mancillaron el nombre del ciudadano Emiro Díaz Peña, acusaron de traidor a un periodista con más de 50 años de trayectoria y como él se reconoce chavista de convicción, sin importarles nada, solo obtener a sus chivos expiatorios que le dieran fuerza a su débil plan de ataques que han montado en nuestra contra.
El periodismo zuliano reaccionó, comunicadores de distintas generaciones, medios y visiones políticas, todos se unieron en el justo reclamo en favor de la verdad y la justicia. A una sola voz dijeron no a la arbitrariedad, no a la injusticia, no a la mentira, y no hubo un juez ni un fiscal que se prestó a la jugarreta que pretendió armar este régimen.
Tal como lo expresamos en su oportunidad, a todos los afectados y a sus familias nuestras palabras de aliento y solidaridad por los duros y amargos días que les tocó vivir. Pero esto no puede quedar allí, los nombres de cada una de las personas injustamente involucradas a este plan macabro deben ser resarcidos, y la verdad reconocida.