A investigar a otra parte

El 31 por ciento de estos científicos y tecnológicos parte a otras latitudes con doctorado y 13 por ciento con maestrías

Una mañana cualquiera de estos días turbulentos, amenazados por lluvias pasajeras, en una maleta viajera  de rancio cuero y doble agarradera se debe guardar desde libros, cuadernos, folletos, tomos de tesis, revistas arbitradas, todo lo impreso y digital, relacionados  con la investigación, ciencia y tecnología. Debemos agarrar nuestros macundales y marcharnos con ganas y talento a otra parte del mundo, aquí en Venezuela no hay lugar para los profesionales orientados a la producción de nuevo conocimiento, de allí que un total de mil 670 científicos venezolanos han partido del país.

Estudios recientes, evidenciados en la obra Pérdida de talento: fuga de investigadores en Venezuela, expone que aproximadamente desde el año 2000 han salido, anualmente una centena de graduados universitarios en búsqueda de mejor y mayor calidad de vida, así como condiciones laborales para el desarrollo y consolidación de sus proyectos, figurando como los principales factores para dejar la tierra que los vio nacer y crecer pero sin plataforma adecuada poder investigar. Hasta hace poco se formaban profesores afuera, ahora no se aprueban dólares para estudiar.

Los que han partido son responsables de casi 30 por ciento de todas las publicaciones  nacionales, aproximadamente 43 mil 783 desde 1960. El 31 por ciento de estos científicos y tecnológicos parte a otras latitudes con doctorado y 13 por ciento con maestrías, revelando que  la nación venezolana es exportadora de emigrantes con estudios de posgrados, estableciendo que  la sociedad deja de recibir el beneficio que le corresponde a cambio de los recursos empleados en la formación del recurso humano.

El deterioro del sistema de ciencia y tecnología arranca en 2003, cuando tres cuartas partes de la fuerza investigativa del Instituto de Tecnología Venezolana, adscrito a PDVSA fue despedido por haberse adherido al paro nacional. La situación impactó en los campos de energía y petróleo. Se descapitalizó intelectualmente a la industria. Esta pérdida de talento y de capital estructural, afecta profundamente a las universidades autónomas, donde nace 80 por ciento de la investigación científica. Las dificultades se acrecientan y se evidencian en el mal estado de los laboratorios y en la falta de dotación de insumos para prácticas, experimentos y la imposibilidad de reponer la tecnología  y la actualización de bibliotecas, en 2015 se crearon en Venezuela entre 700 y 800 artículos científicos mientras que solo en la universidad de São Paulo en Brasil, publicó en el mismo año 30 mil investigaciones. Partidaaaaaaaa.

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