Este es el momento de obrar en privado y actuar conjuntamente entre patrono y trabajador. Es un acto de inteligencia y justicia de los patronos ofrecer las mejores compensaciones que puedan otorgar a sus trabajadores
Escribo este artículo precisamente el primero de mayo, cuando celebramos el Día del Trabajador. Lo escribo desde mi oficina, mientras trabajo. Hoy es día de reflexión. Precisamente en estos momentos críticos de hiperinflación, los patronos tienen una oportunidad única. Está claro que los mínimos establecidos por las disposiciones venezolanas son insuficientes para que un trabajador pueda costear sus gastos de vida. Incluso para los trabajadores de las ciudades, en ocasiones es insuficiente para pagar los traslados de su casa al trabajo.
Hoy más que nunca se hace evidente que la compensación adecuada para un trabajador es beneficio inmediato para su empleador. ¿Cómo puede un trabajador que no tiene cómo pagar por la comida trabajar correctamente? Es ahora más que nunca que los patronos deben actuar entendiendo que el beneficio debe ser mutuo, tanto para trabajadores como para patronos.
Este no es momento de pegar gritos al cielo porque el Gobierno emitió un decreto relativo al pago salarial. Este es el momento de obrar en privado y actuar conjuntamente entre patrono y trabajador. Es un acto de inteligencia y justicia de los patronos ofrecer las mejores compensaciones que puedan otorgar a sus trabajadores. Es la oportunidad de brillar. Es la oportunidad de mostrar la verdadera capacidad de generación de valor y oportunidades a pesar de cualquier condición.
Estos momentos son estelares. Los patronos inteligentes podrán aprovecharlos y ayudar a su fuerza laboral mientras crecen. Es la hora de quitar con hechos esa etiqueta de “explotadores” que a muchos patronos se les asigna. No con palabras. Con hechos.
Nunca ha habido una oportunidad tan clara tanto para trabajadores como patronos, de estrechar lazos y crecer conjuntamente. En medio de esta situación tan desafiante se esconde una oportunidad histórica para cambiar para siempre las relaciones entre empleador y trabajador en Venezuela. Es nuestro turno. ¡Es turno del patrono!