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“La persona humanista y civilizada pide las cosas por favor, el terrorista las exige por pavor”. Fernando Savater
El secretario general de la OEA. Luis Almagro, expresó días atrás que él no ha recibido solicitud alguna donde se planteara lo previsto en la Carta Democrática Interamericana sobre el caso venezolano. Tiene razón, no puede actuar de oficio, así quisiera, ante la evidente quiebra de nuestra institucionalidad democrática. Es indignante el silencio de los países signatarios de dicho instrumento, cuyo propósito es la obligación de promover y defender la democracia.
La pérdida de valores se ha extendido amplia y profundamente en todo el continente americano. El disimulo ante una tragedia humanitaria a la cual nos ha arrastrado, invocando la democracia, un régimen que insiste en imponer un modelo deshumanizador, cruel, inmoral e injusto, que sólo responde a mentes diabólicas, es por lo menos, condenable. La Asamblea Nacional, sin complejo de culpas, debe sustanciar una solicitud documentada al secretario general para que sea él quien dé inicio al proceso de aplicación de dicha Carta, para que en el mundo entero se conozcan las triquiñuelas antidemocráticas y violadoras de los derechos humanos que este régimen aplica.
Ya que ningún presidente de los Estados miembros se conmueve ante nuestra trágica situación por temor al efecto búmeran, el secretario general de la OEA, sí lo puede hacer, con la información en la mano, facultado por el artículo 20 que a la letra dice: “En caso de que en un Estado miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado miembro o el secretario general podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente”.
Sabemos que los organismos internacionales son de lento proceder, pero acudir a la OEA no interrumpe las acciones democráticas y constitucionales que la MUD ha señalado en su “hoja de ruta”. Es conveniente recordar que la situación presentada en el año 2002 obligó a dicha organización a emitir una resolución proponiendo una mesa de negociación y acuerdos, con la facilitación del secretario general, para “favorecer una salida constitucional, democrática, pacífica y electoral” ante la crisis de gobernabilidad suscitada. En ese entonces, la denominada “Coordinadora Democrática”, logró su reconocimiento a pesar que no estaba en mejores condiciones políticas e institucionales como las que tiene la MUD ahora. Lo cierto es que el organismo intervino y los antecedentes importan.