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El Yankee Stadium gritaba “A-Rod” al unísono y ovacionaba a Álex Rodríguez en cada aparición que hacía el tercera base en su última noche como jugador de los Yankees de Nueva York. Anoche, el slugger habría puesto fin a una carrera de 22 temporadas en Grandes Ligas.
Los miles de fanáticos que asistieron al emblemático estadio mostraban pancartas en apoyo a Rodríguez, a quien el equipo de alguna manera retiró al despedirlo al finalizar el histórico encuentro ante los Rays de Tampa Bay, ganado por los neoyorquinos. Los seguidores parecieron olvidar, al menos por un momento, episodios grises en la carrera de “A-Rod” ligados a los esteroides y mentiras.
“Fue muy difícil mantener mis emociones. No puedo decir suficiente acerca de estos fanáticos”, dijo el toletero de 40 años. “Les he dado muchos dolores de cabeza en todos estos años. He decepcionado a mucha gente, pero como siempre digo: ‘tus errores no tienen que definirte’, también importa cómo regreses y de eso se trata Nueva York”.
A su manera
Rodríguez inició el desafío con su único hit en la noche, un doblete impulsor de la primera carrera de los Yankees. Y en el noveno capítulo, el mánager Joe Girardi le cumplió su deseo: cubrir la tercera base. Solo estuvo un tercio de inning, antes de que lo reemplazara el criollo Ronald Torreyes.
Al finalizar el choque, salió del dugout ante una ovación imponente, le obsequiaron la última bola del juego y recogió arena del lado de la antesala para depositarla en su bolsillo derecho. Sus hijas, en medio de una entrevista, entraron al campo y lo abrazaron. Las lágrimas no tardaron en brotar de los ojos del pelotero, de quien no se descarta una firma con otro club.