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Hablar del periodista Leocenis García es pensar en el diario Sexto Poder y en la investigación que el Gobierno le aperturó por presunta difamación, vilipendio y violencia de género en contra de mujeres con altos cargos en los poderes públicos, esto sin contar el supuesto delito de legitimación de capitales. Su nombre figuró en la lista de los llamados presos políticos de los presidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Lo privaron de libertad en seis ocasiones. Su última detención fue en el año 2015, cuando pasó a arresto domiciliario, hasta que en julio del 2016 lo trasladaron al Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), en Caracas. Allí estuvo hasta la madrugada del pasado 31 de diciembre cuando lo liberaron junto al dirigente opositor, Manuel Rosales, y varios líderes estudiantiles. No vacila al reconocer que su liberación fue producto de un acuerdo en las mesas de diálogo con el Gobierno y refutó las posiciones de quienes lo califican como un “vendido”.
“No voy a decir mentiras. Y eso es lo que me diferencia de otros. Sabía que había gestiones para nuestra libertad, pero todo dependía de que las partes se entendieran. La noche de la excarcelación vi una cosa increíble. Todos los liberados sabíamos que estábamos saliendo por la mesa de acuerdo. Nos informaron de eso, aunque no diré en qué circunstancias, pero todo lo tenía bien claro. Algunos de los liberados eran defendidos del Foro Penal Venezolano (FPV), a quienes tengo un gran aprecio. Cuando ellos salen, dicen que fue por esta ONG. Eso no se lo cree ni la gente del foro. ¿Por qué mentir? Me impresiona que eso lo haya dicho Gerardo Carrero quien estaba tan consciente que salió por el diálogo, que 10 minutos antes casi lloraba conmigo en la sala donde nos estaban notificando. Esta vez, yo salí por un acuerdo político”, declaró durante una visita a La Verdad.
Espera que vengan más excarcelaciones, motivo por el cual se inclina en favor del diálogo. “Abandonar el diálogo, no solo sería un error, sino que sería cruel e inhumano, porque no se trata únicamente de bajar una cifra de presos políticos, sino de liberar historias”, dijo para luego notificar que ya solicitó una reunión con José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente español, para exponer los casos de varios presos políticos.
- Hay sectores que han calificado a Manuel Rosales y a usted como unos 'vendidos' tras su liberación. ¿Qué dice ante estos comentarios?
- “El día que yo vea a Manuel Rosales en el PSUV o en contra de la oposición no le daré la mano nunca más, pero eso no va a suceder. Entiendo las posiciones en su contra porque hay gente que le tiene miedo a su liderazgo. En mi caso, no tengo que darle gestos de valentía a nadie ¿Qué quieren? ¿Qué salga bravo porque me liberaron? El día que me vean en el PSUV, que digan todo lo que quieran. No me preocupo por eso, porque cuando veo quiénes hacen esos señalamientos, es gente que debería estar aquí y están en Estados Unidos muy cómodos. Yo me quedé. Valientes son los que se quedaron”.
- ¿Cuál es la condición de su libertad?
- “Me mantienen la medida de expropiación del Grupo Sexto Poder, medidas económicas, ya que no puedo ni tener tarjeta de crédito, me prohibieron la salida del país y cada 15 días debo presentarme ante el Tribunal Noveno de Juicio. Tengo juicio para la segunda semana de marzo”.
- ¿Cómo cataloga el ejercicio del periodismo en Venezuela?
- “El periodismo está pasando por una hora menguada, lúgubre y compleja. Cuando tú permites la confiscación de la libertad económica, todas las demás libertades están amenazadas. Es una hora triste y oscura para el periodismo. Esa satanización del Gobierno para con la prensa crea un mal peor que es la anarquía informativa porque cuando se invitan a unos amateur a tomar el espacio de unos profesionales, estás llamando al caos”.
- ¿Qué significó la cárcel para usted?
- “Me quitaron cinco años de vida, me quitaron las empresas, me arruinaron varias veces. La cárcel es la angustia del presente y la incertidumbre de un futuro que no tienes, aunque me dio serenidad, me enseñó a pensar en frío y a escuchar al otro. La cárcel aunque solo sirve para pensar y reflexionar en los propios errores, es un ejercicio interesante, y la puedes utilizar para avivar los odios, o para echarlos al mar. Yo opté por echarlos al mar”.
- ¿Qué pasará con Sexto Poder?
- “No tengo respuesta para eso. Para que Sexto Poder regrese, necesita un país. La nación donde nació este medio desapareció. Este diario lo fundamos en un país con esperanza, con crítica, con divergencia, con un jardín que había que podar. Hoy, es difícil construir un periódico en un país en ruinas. De mi parte, me verán contribuyendo para que Venezuela no caiga en manos de soluciones mágicas.
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