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Varios drones domésticos son los camareros del primer ‘dron café’ del mundo, abierto este fin de semana en la Universidad tecnológica de Eindhoven (Holanda), anunció Tessie Hartjes, estudiante y responsable del proyecto.
En este establecimiento, los camareros pasan volando entre las mesas, literalmente. El dron, llamado Blue Jay y diseñado para que vuele en interiores, se acerca y toma el pedido de los clientes, que señalan su elección en la carta de cócteles.
“Sus ‘ojos’ se van rellenando poco a poco, como una barra de descarga. Una vez que se han iluminado completamente, quiere decir que el pedido está listo. Y otro dron lleva la botella a la mesa, sujeta por medio de una pinza”, explica Hartjes.
Este café efímero de aspecto futurista abre con ocasión del Dream & Dare Festival, celebrado por el 60 aniversario de la universidad, y propone cuatro cócteles con y sin alcohol.
Dotado con una pinza similar a una mano humana, “la herramienta más funcional para las tareas cotidianas”, este dron es capaz de volar en interiores, gracias a unos captores, pequeñas hélices y una batería, contrariamente a los drones exteriores, que funcionan con GPS.
Este “animal doméstico adiestrado”, enteramente recubierto de una carcasa, es “inteligente, está impaciente por aprender y listo para jugar”, según sus desarrolladores.
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Con un coste de producción de 2.000 euros (unos 2.240 dólares) por pieza -financiados por la universidad, inversores privados y un sistema de financiación participativo-, estos drones (seis, por el momento) son el fruto de 9 meses de trabajo de 20 estudiantes voluntarios de distintas facultades, de los cuales la mayoría han interrumpido sus estudios durante un año para dedicarse en exclusiva al proyecto.
“Este nuevo tipo de dron podría acompañarnos en la vida diaria y ser una herramienta muy útil para la especie humana. Nosotros lo vemos como el próximo teléfono móvil que cada uno puede programar como lo desee”, precisa la responsable del proyecto.
En una mera aproximación de lo que podría ser el futuro, estos drones podrían utilizar un extintor en caso de incendio, detectar intrusos o responder a todo tipo de órdenes vocales.
El ‘dron café’ será igualmente una ocasión para los jóvenes investigadores de conocer la opinión de los potenciales usuarios.
“Estamos convencidos de que un día los drones domésticos formarán parte de la sociedad. Un dron podría ser un amigo”, aseguran los creadores.