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Las lágrimas corrían fuera de la emergencia del Hospital Régulo Pachano Áñez. Un oficial estaba muerto. Ingresó allí a las 12.15 del mediodía luego que unos motorizados abrieron fuego en su contra cuando llegaba a la casa en el sector Isla Dorada. Al momento de su ingreso, los médicos de guardia, apenas vieron el cuerpo sabían que no había nada que hacer. Los cinco balazos hicieron mella en sus órganos vitales por lo que la muerte ocurrió casi al instante.
Charlie Rojas, supervisor agregado de la Policía regional, era el nombre que resonaba por las radiofrecuencia de todos los cuerpos de seguridad. Estaba adscrito a la Dirección Inteligencia y Estrategias Preventivas y sus compañeros lo recordaban por su manera certera y precisa de investigar.
En las residencias de Villa Lago II, frente al centro comercial Flamingo Beach, las patrullas del CPBEZ, Polimaracaibo y del Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional rodeaban el carro donde viajaba Rojas. Los vidrios del lado izquierdo y el frontal del Aveo blanco, placa AD998IV, estaban destrozados.
El funcionario regresaba a su casa luego de la graduación de su hijo. Lo acompañaban su esposa, Ibis; su cuñado, Wilhen González, y la pareja de este. Las dos damas estaban atrás, mientras que el otro hombre era el copiloto. Los testigos dijeron que eran las 12.04 del mediodía cuando llegaron al sector. Se estacionaban cuando desde una moto roja con franjas blancas les dispararon.
Inconformes, los sicarios regresaron y los tirotearon por segunda vez. Unos vecinos detallaron que el oficial intentó sacar su arma, pero esto no fue posible. Cuatro disparos penetraron su pecho y uno en la cabeza. González recibió un tiro en los dedos de una de sus manos. Las mujeres resultaron ilesas.
A Rojas lo auxilió su cuñado, lo montaron en otro carro y lo llevaron al centro de salud. Allí murió.
La Policía informó que una 4Runner gris que salía de un depósito resultó baleada por los asesinos. A su conductor lo detuvieron. Los investigadores colectaron los videos de los establecimientos cercanos. El caso se investiga como una venganza. Al parecer, el funcionario ya había recibido amenazas por un decomiso de 200 kilos de droga .
Charlie Rojas. Estaba casado y dejó tres hijos en orfandad. Estuvo en comisión de servicio en el Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional
26 cartuchos de bala fueron contados en la escena del crimen