
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A Rikelvy José Gregorio Campos Morales, de 17 años, un delincuente lo interceptó el pasado lunes a las 11.00 de la noche en el barrio Gaitero, parroquia Luis Hurtado Higuera del municipio Maracaibo, y sin mediar palabras le propinó cuatro balazos: tres en la cabeza y uno en la espalda, dejándolo casi muerto.
Al escuchar las detonaciones, la comunidad se acercó hasta el lugar de donde procedían, ahí, tendido en el pavimento yacía la víctima, agonizaba, la sangre cubría su rostro y se deslizaba por su ropa. Los vecinos buscaron un vehículo para trasladarlo hasta el Hospital General del Sur, donde los médicos de guardia hicieron todo lo posible por estabilizarlo, no respondió al tratamiento y murió una hora después.
El cuerpo sin vida de Rikelvy ingresó a las 12.00 de la madrugada de ayer a la morgue forense del centro asistencial, reposaba sobre una camilla esperando la llegada de la furgoneta. En la base central de la Policía científica, los familiares del occiso comentaban entre sí que el delincuente aprovechó una baja de luz para matarlo. “El que lo asesinó sabía perfectamente quién era, porque se ensañó con él”.
Hasta el momento los detectives del Eje de Homicidios manejan el caso como un ajuste de cuentas, sin descartar otras hipótesis.