Creo
El país atraviesa una situación de conmoción política, económica y social que debe llamarnos a la reflexión a todos. Aunque lo hemos hecho en forma reiterada, parece una necedad pedir al Gobierno que actúe, que aplique políticas que sin duda podrían mejorar nuestro panorama actual, pero está claro que esta gente ni reconoce su responsabilidad ni está dispuesta a implementar esos correctivos. Ante esto, reitero que el llamado tenemos que hacerlo los que nada tenemos que ver con quienes llevan al país a un abismo sin final.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos? Es necesario asumir la gravedad de la realidad. Y creo que la gran mayoría estamos claros en que este es un desastre provocado por quienes detentan el poder en nuestro país. Pero tenemos que activarnos. Esto no es un asunto de los políticos. Este es un tema de todos. Es en realidad la lucha de una sociedad contra un Estado que ha debido servirle y que se ha convertido en un monstruo que la oprime e intenta esclavizarla. Entonces no nos calamos más los llamados en segunda persona: “¿Y ustedes que van a hacer para sacarnos de esto?”. Asumimos nuestra responsabilidad en la lucha por sacar a Venezuela adelante, pero exigimos a la sociedad civil organizada y no organizada, que se involucre en la jornada que permitirá iniciar el cambio en nuestra patria. Dejemos de quejarnos y utilicemos toda nuestra energía en activarnos.
No podemos perder la capacidad de asombro con este Gobierno. Los señores que tienen el poder secuestrado de manera oligárquica, son capaces de cualquier cosa para no someterse a la humillante derrota que van a sufrir el 6-D. Desde utilizar el ventajismo electoral, hasta atizar la crisis para suspender el proceso comicial. Así que el activarnos supone también estar claros en esas intenciones del Gobierno y no pisar el peine. Debemos mantenernos unidos, animados y pacíficos. Y con ese mensaje salir a la calle a conversar con todos, empezando por nuestro entorno. El llamado es a estar unidos. Diferencias siempre las habrá, pero ninguna es del tamaño de la responsabilidad que tenemos con Venezuela. Debemos animarnos y a pesar de la crisis, asumir con esperanza la posibilidad de cambio. La esperanza es clave y la abstención jamás sería una opción. Y por último, asumir todo este proceso con una actitud pacífica. La violencia sólo favorece al Gobierno. Con todo esto claro, vayamos hacia las propuestas. Las hay y muchas.