
El superintendente de los Criptoactivos Venezolanos (Supcaven), Carlos Vargas, informó ayer a través de Twitter, que se autorizó a las aerolíneas en el país el cobro de los boletos en petros y otras criptomonedas
Este anuncio viene enmarcado en el peor escenario que afronta el sector aéreo comercial venezolano en toda su historia. La semana pasada se informó que la flota de aviones de Aserca y Santa Bárbara (SBA), no volará debido a sanciones impuestas por el Instituto Nacional de la Aeronáutica Civil (Inac), por no haber pagado el seguro de sus aeronaves.
Conviasa podría quedarse con los aviones en tierra, debido a las presiones de sus empleados que anunciaron que paralizarán las actividades si no les aumentan los salarios, les pagan unos bonos adeudados y se acaba el acoso laboral.
Sin boleto de retorno
En los últimos cinco años, 15 aerolíneas internacionales dejaron de volar a Venezuela. Sus casas matrices tomaron la decisión fundamentalmente por falta de divisas y preocupación en materia de seguridad por desmejoras en la operatividad de los aeropuertos del país.
El 2018 no se está presentando más promisorio; por el contrario, se proyecta que el agravamiento de la crisis político-económica venezolana llevará a que el aislamiento de Venezuela se profundice, según Luis Vicente León, directivo de la investigadora local Datanálisis.
La opción de poder comprar boletos con criptomonedas sale a relucir cuando todo indica que la eventual opción de las empresas de retornar al se pierde de vista.
Deuda eterna
Desde 2013, cuando inició el control de cambio, las aerolíneas internacionales están obligadas a vender sus boletos en bolívares y, para repatriar sus ganancias a sus respectivas casas matrices, deben cambiar la moneda venezolana a dólares o euros, al valor del cambio oficial y previa autorización del Gobierno venezolano, el cual entrega las divisas.
El problema es que el Gobierno venezolano no cancela esas obligaciones desde 2013 y hoy en día la deuda asciende a 3.800 millones de dólares, según informó la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata); organización que cerró sus oficinas en Caracas el pasado diciembre.
Las aerolíneas extranjeras deben pagar el combustible en dólares y el Gobierno obliga a estas compañías a congelar sus tarifas, por lo que se les hace cuesta arriba mantener los altos costos de la operación. Además, el Gobierno no asigna dólares a la industria desde hace seis años, o lo hace con montos acotados y en forma discrecional.
…Y volaron
La primera aerolínea en retirarse de Venezuela fue Air Canada, en marzo de 2014. Le siguieron Alitalia, la brasilera Gol, Tiara Air, Lufthansa, Aeroméxico, Insel Air y Latam. En 2017 hicieron lo mismo otras 10 compañías, entre ellas, Avianca, Delta Airlines, United Airlines, Dynamic Airways y Aerolíneas Argentinas. Esta última anunció el pasado agosto que suspendía la venta de pasajes a Caracas por tiempo indeterminado. El sábado 3 de febrero de este año fue la última vez que la aerolínea ecuatoriana Tame cubrió la ruta Caracas-Bogotá-Quito. Antes de su salida del país, había optado por reducir las frecuencias.